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James Joyce

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325<br />

Arruínalos. Destroza sus vidas. Luego constrúyeles cubículos donde terminen sus<br />

días. Duérmete. Nana nanita. Muere, perro. Perrito, muere.<br />

La voz de apercibimiento, de solemne apercibimiento, les habló del joven que<br />

había entrado en una mansión solitaria, les habló de cuán solemnes se oían sus<br />

pisadas allá, les habló de la estancia sombría, del sacerdote revestido sentado para<br />

confesar.<br />

Alma cándida. Algo huera ahora. Piensa ganar en Answers, crucigrama con<br />

figuras de poetas. Le entregamos un crujiente billete de cinco libras. Pájaro posado<br />

empollando en un nido. El canto del último ministrer pensó que era. Ge espacio te<br />

¿qué animal doméstico? Eme raya erre masa grande de agua. Buena voz tiene aún.<br />

Nada de eunuco todavía en posesión de todos sus atributos.<br />

Escucha. Bloom escuchaba. Richie Goulding escuchaba. Y junto a la puerta sordo<br />

Pat, calvo Pat, Pat pingado, escuchaba.<br />

Los acordes punteaban más lentamente.<br />

La voz de penitencia y pesar llegaba lenta, embellecida, trémula. La barba contrita<br />

de Ben se confesaba. In nomine Domim, en el nombre de Dios se arrodilló. Con la<br />

mano se dio golpes de pecho, confesándose: mea culpa.<br />

Latín de nuevo. Eso los atrapa como el ajonje. Sacerdote con el corpus de<br />

comunión para aquellas mujeres. Individuo aquel en el mortuorio, café o coffey,<br />

corpusnomine. A saber dónde estará la rata ahora. Escarba.<br />

Toc.<br />

Escuchaban. Picheles y Miss Kennedy. George Lidwell, párpado palpante, raso<br />

bustoabultado. Keman. Si.<br />

La voz suspirante de dolor cantaba. Sus pecados. Desde la Pascua había dicho<br />

palabrotas tres veces. Hijo de la gran pu. Y una vez a la hora de la misa se había ido<br />

a jugar. Una vez por el cementerio había pasado y por el alma de su madre no había<br />

rezado. Un zagal. Un rebelde zagal.<br />

Bronce, escuchando, junto al tirador de cerveza la mirada perdida en la distancia.<br />

Entemecida. Ni medio se entera de que estoy. Molly es un lince para ver a<br />

quienquiera que mire.

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