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James Joyce

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270<br />

Toses de flema sacudieron el aire de la librería, abombando las cortinas cutres. La<br />

cabeza gris despeinada del tendero salió y también la enrojecida cara desafeitada,<br />

tosiendo. Carraspeó violentamente, y gargajeó flema en el suelo. Plantó la bota en lo<br />

que había escupido, restregando la suela a todo lo largo, y se inclinó, mostrando una<br />

coronilla despellejada, escasamente peluda.<br />

Mr. Bloom la contempló.<br />

Controlándose la ajetreada respiración, dijo: -Me llevo éste.<br />

El tendero levantó unos ojos cegajosos de resfriado rancio.<br />

-Delicias del pecado, dijo, tabaleando en él. Éste es de los buenos.<br />

El portero junto a la puerta del salón de subastas de Dillon volvió a sacudir dos<br />

veces la campanilla y se miró en el espejo del armario con marcas de tiza.<br />

Dilly Dedalus, holgazaneando cerca del bordillo, oyó los repiques de la<br />

campanilla, los gritos del subastador dentro. Cuatro chelines con nueve. Esas<br />

cortinas encantadoras. Cinco chelines. Cortinas acogedoras. Nuevas se venden a dos<br />

guineas. ¿Alguien da más de cinco chelines? Adjudicadas por cinco chelines.<br />

El portero levantó la campanilla y la agitó: -¡Talán!<br />

El tan de la campana de la última vuelta aguijoneó a los ciclistas de la media-milla<br />

al sprint. J. A. Jackson, W. E. Wylie, A. Munro y H. T. Gahan, los estirados cuellos<br />

meneándose, salvaron la curva de la biblioteca de la Universidad.<br />

Mr. Dedalus, tirándose del largo bigote, se acercó desde William's Row. Se<br />

detuvo cerca de su hija.<br />

-Ya va siendo hora, dijo ella.<br />

-Ponte derecha por el amor de Dios, dijo Mr. Dedalus. ¿Es que intentas imitar a tu<br />

tío John, el cometa, con la cabeza hundida en los hombros? ¡Por Dios bendito!<br />

Dilly se encogió de hombros. Mr. Dedalus puso las manos sobre ellos y se los<br />

echó para detrás.<br />

-Ponte derecha, niña, dijo. Vas a tenninar con encorvamiento de la columna<br />

vertebral. ¿Sabes qué aspecto tienes?<br />

Hundió la cabeza repentinamente y la proyectó hacia delante, encorvando los<br />

hombros y dejando caer la mandibula.

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