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James Joyce

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431<br />

Dos casas tienen. El hermano de Gabriel Conroy es el coadjutor. Ba. Otra vez. A<br />

saber por qué salen de noche como los ratones. Son una raza mezclada. Los pájaros<br />

son como ratones saltarines. ¿Qué les asusta, la luz o el ruido? Mejor quédate<br />

sentado y no te muevas. Todo instinto como el pájaro con sed que se hizo del agua<br />

del fondo de una jarra echando guijarros. Como un hombrecillo con capa es con<br />

manos pequeñitas. Huesos menuditos. Casi se les ve brillar, una especie de blanco<br />

azulado. Los colores dependen de la luz que uno ve. Mirar al sol por ejemplo como<br />

el águila luego miras al zapato y ves un manchón de mancha amarillenta. Quiere<br />

estampar su marca en todas las cosas. Ejemplo, el gato esta mañana en las escaleras.<br />

Color de césped amarronado. Dicen que nunca los ves de tres colores. No es verdad.<br />

Aquella gata medio blanquiatigrada carey en el City Arms con la letra eme en la<br />

frente. El cuerpo cincuenta colores distintos. Howth hace un rato amatista. Cristal<br />

destellante. Así es cómo ese sabio como se llame quemó con cristales. Luego el<br />

brezo se quema. No pueden ser las cerillas de los turistas. ¿Qué? Quizá los palos<br />

secos se frotan en el viento y se encienden. O botellas rotas entre las aliagas actúan<br />

como un cristal que quema con el sol. Arquímedes. ¡Lo tengo! No tengo la memoria<br />

tan mal.<br />

Ba. Quién sabe para qué están siempre volando. ¿Insectos? La abeja la semana<br />

pasada se metió en la habitación jugando con su sombra en el techo. A lo mejor fue<br />

la que me picó, que vuelve para verme. Los pájaros también. Nunca se sabe. Ni lo<br />

que dicen. Como nuestra charla intrascendente. Y dice ella y dice él. Agallas tienen<br />

que tener para cruzar el océano volando y volver. Montones han de morir en las<br />

tormentas y en los cables de telégrafo. Vida terrible la de los marineros también.<br />

Monstruos imponentes esos vapores transatlánticos trajinando en la oscuridad,<br />

mugiendo como manatíes. Faugh a ballagh! ¡Fuera de ahí, maldita sea! Otros en<br />

embarcaciones de velas como pañuelos, baqueando de un lado a otro como rapé en<br />

velatorio cuando soplan vientos de tormenta. Casados también. A veces alejados<br />

durante años en algún sitio de los extremos de la tierra. No tiene extremos en<br />

realidad porque es redonda. Una mujer en cada puerto dicen. Buen trabajo tiene ella<br />

si se lo toma a pecho hasta que Johnny regrese a casa otra vez. Si es que vuelve.<br />

Husmeando por los rincones de los puertos. ¿Cómo les puede gustar el mar? Sin

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