28.04.2013 Views

James Joyce

James Joyce

James Joyce

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

779<br />

contribuir ni con un solo penique ni creyendo a pie juntillas en aquellos dictámenes,<br />

algunos de los cuales no tenían el más mínimo fundamento, él inicialmente y por<br />

principio en todo caso estaba totalmente a favor de la propiedad del campesinado en<br />

cuanto expresión de las tendencias de la opinión moderna (una parcialidad, sin em-<br />

bargo, de la que, habiéndose percatado de su error, se había subsiguiente y<br />

parcialmente curado) e incluso se le echó en cara ir un paso más allá que Michael<br />

Davitt en sus sorprendentes ideas que en un tiempo abogó como defensor de la<br />

vuelta al terruño, que fue una de las razones por las que fir memente le molestó la<br />

insinuación lanzada contra él de manera tan descarada por nuestro amigo en la<br />

reunión de los clanes en Barney Kiernan con lo que él, aunque a menudo<br />

considerablemente mal interpretado y el menos pugnaz de los mortales, habrá que<br />

repetir una vez más, se apartó de su acostumbrado hábito para propinarle<br />

(metafóricamente) un sopapo en el buche aunque, en lo que a política en sí se re-<br />

fiere, era pero que muy consciente de las bajas que invariablemente se producían<br />

por la propaganda y las pruebas de animosidad mutua y la miseria y el sufrimiento<br />

que eso acarreaba en resumidas cuentas a los mejores jóvenes, sobre todo, la<br />

destrucción de los más dignos, en una palabra.<br />

De todas formas tras sopesar los pros y los contras, siendo cerca de la una, tal como<br />

estaban las cosas, iba ya siendo hora de retirarse al descanso. El problema era que<br />

sería algo arriesgado llevarlo a casa puesto que podría ocurrir alguna eventualidad<br />

(pues alguien tenía su mal genio a veces) y lo estropeara por completo como aquella<br />

noche que equivocadamente trajo un perro a casa (de raza desconocida) con una<br />

pata coja (no es que los casos fueran idénticos ni tampoco lo contrario aunque éste<br />

se había lastimado la mano también) a Ontano Terrace tal como muy precisamente<br />

recordaba, como si estuviera allí, como quien dice. Por otro lado era ya más que<br />

tarde para la insinuación sobre Sandymount o Sandycove con lo que se encontraba<br />

ante cierta perplejidad sobre cuál de las dos alternativas. Todo señalaba al hecho de<br />

que estaba de su parte aprovecharse al máximo de la oportunidad, considerándolo<br />

bien. Su impresión inicial era que el otro era una pizca reservado o no muy efusivo<br />

pero empezaba a gustarle la idea de alguna manera. Por un lado él podía no saltar de<br />

contento como se dice con la idea, si se le sugería, y lo que más le preocupaba era

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!