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James Joyce

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correos con la que el ordenanza te da en las narices. Dolor de muelas de hambre.<br />

Encore deux minutes. Mirar el reloj. Tengo que. Fermé ¡Hijo de perra! Dispárale<br />

hasta dejarlo hecho pizcas sangrientas con una escopeta pun, hombre pizcas crispió<br />

paredes todos botones de latón. Pizcas todas kjmrklak vuelven a su sitio. ¿No se ha<br />

hecho daño? Bueno, no pasa nada. Dale un apretón de manos. ¿Ve lo que quería<br />

decir, lo ve? Bueno, no pasa nada. Aprieta un apretón. Bueno, no pasa<br />

absolutamente nada.<br />

Ibas a hacer maravillas ¿no? Misionero en Europa como el ardiente Colombo.<br />

Fiacre y Scoto en sus banquetas de penitencia en el cielo derramaron de sus jarras<br />

de cerveza, fragorosolatinjocoso: Enge! Euge! Haciendo como que chapurreabas<br />

inglés mientras arrastrabas la maleta, tres peniques un mozo, por el enfangado<br />

espigón de Newhaven. Comment? Un rico botín trajiste de vuelta; Le Tutu, cinco<br />

números pingajosos de Pantalon Blanc et Culotte Rouge, un telegrama azul francés,<br />

una curiosidad que enseñar:<br />

-Nadie muere vuelve casa padre.<br />

La tía piensa que mataste a tu madre. Por eso no me deja.<br />

Brindemos por la tía de Mulligan<br />

y os diré simplemente la razón.<br />

Siempre y siempre mantuvo ella el honor<br />

de la familié completa Hannigan.<br />

Sus pies marcharon a un repentino ritmo orgulloso por los surcos de arena, a lo<br />

largo de los cantizales del muro sur. Los miró orgullosamente, apilados cráneos de<br />

mamut petrificados. Luz dorada sobre mar, sobre arena, sobre cantizales. El sol está<br />

ahí, los gráciles árboles, las casas limón.<br />

París despierta en carne viva, luz de sol cruda en sus calles limón. Húmeda miga<br />

de los chuscos, el ajenjo verderrana, su incienso matinal, cortejan el aire. Belluomo<br />

abandona el lecho de la mujer del amante de su mujer, el ama de casa pañoletada<br />

trajinando, con un platillo de ácido acético en la mano. En casa Rodot, Yvonne y<br />

Madeleine rehacen su belleza desarreglada, destrozando con dientes de oro

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