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James Joyce

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419<br />

A Gerty se le ocurrió una idea, una de esas pequeñas tretas del amor. Dejó deslizar<br />

la mano en el bolsillo delantero y sacó la guata y la agitó en respuesta desde luego<br />

sin dejarle a él y luego la volvió a deslizar en su sitio. Quizá demasiado lejos para.<br />

Se levantó. ¿Era un adiós? No. Tenía que irse pero se verían de nuevo, allí, y ella<br />

soñaría con eso hasta entonces, mañana, su sueño de ayer tarde. Se irguió en toda su<br />

estatura. Sus almas se encontraron en una última mirada persistente y los ojos que<br />

alcanzaron su corazón, cargados de una extraña brillantez, se detuvieron extasiados<br />

en su dulce rostro de rosa. Ella le sonrió un poco con tristeza, una dulce sonrisa<br />

tierna, una sonrisa que bordeaba las lágrimas, y luego se separaron.<br />

Despacio, sin mirar atrás se fue por la playa rugosa hacia Cissy, hasta Edy, hasta<br />

Jacky y Tommy Caffrey, hasta el pequeño bebé Boardman. Ya estaba más oscuro y<br />

había piedras y trozos de madera en la playa y algas resbalosas. Andaba con una<br />

cierta dignidad reposada muy suya pero con cuidado y muy lentamente porque -<br />

porque Gerty MacDowell era ...<br />

¿Le aprietan las botas? No. ¡Es coja! ¡Oh!<br />

Mr. Bloom la observó según se alejaba cojeando. ¡Pobre muchacha! Por eso la<br />

dejaron arrinconada y las otras salieron corriendo. Pensé que algo iba mal por su<br />

aspecto. Belleza desairada. Un defecto es cien veces más grave en una mujer. Pero<br />

las hace más educadas. Me alegro de no haberlo sabido cuando se estaba<br />

exhibiendo. Diablillo caliente de todas formas. No me importaría. La curiosidad<br />

como una monja o una negra o una chica con gafas. La bizca esa es suave. Le toca<br />

la regla, supongo, las pone más juguetonas. Me duele tanto la cabeza hoy. ¿Dónde<br />

puse la carta? Sí, está bien. Toda clase de deseos locos. Chupar peniques. La<br />

muchacha en el convento Tranquilla la monja me dijo que le gustaba el olor de<br />

nafta. Las vírgenes terminan por volverse locas supongo. ¿Hermana? ¿Cuántas<br />

mujeres en Dublín la tendrán hoy? Martha, una. Algo en el aire. Es la luna. Pero<br />

entonces ¿por qué no todas las mujeres menstrúan al mismo tiempo con la misma<br />

luna, quiero decir? Depende de la fecha en que nacieron supongo. O todas empiezan<br />

la carrera a la vez y luego pierden el compás. Algunas veces Molly y Milly a la vez.<br />

De todos modos yo me he aprovechado. Me alegro una barbaridad de no haberlo<br />

hecho en el baño esta mañana con su tonta te castigaré carta. Compensación por lo

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