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James Joyce

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117<br />

-El reverendo leyó el servicio demasiado aprisa ¿no cree? dijo Mr. Kernan con<br />

reprobación.<br />

Mr. Bloom asintió gravemente mirando los ojos vivaces inyectados de sangre.<br />

Ojos enigmáticos, inquisidores. Masón, creo: no estoy seguro. A su lado de nuevo.<br />

Somos los últimos. En el mismo barco. Espero que diga algo más.<br />

Mr. Keman añadió:<br />

-El servicio de la iglesia irlandesa que se practica en Mount Jerome es más<br />

sencillo, más impresionante debo decir.<br />

Mr. Bloom dio un consentimiento prudente. La lengua claro está era otra cosa.<br />

Mr. Keman dijo con solemnidad:<br />

-Yo soy la resurreccióny la vida. Eso le llega a uno al corazón.<br />

-Sí que es verdad, dijo Mr. Bloom.<br />

Al corazón quizá pero ¿qué le va al tipo en el hoyo de seis pies por dos con los<br />

dedos de los pies apuntando a las margaritas? Mejor ni tocarlo. Sede de los afectos.<br />

Corazón roto. Una bomba después de todo, bombeando miles de galones de sangre<br />

al día. Un buen día se bloquea: ya la tienes. Cantidades de ellos yacen por aquí:<br />

pulmones, corazones, hígados. Viejas bombas herrumbrosas: al carajo con todo lo<br />

demás. La resurrección y la vida. Una vez estás muerto estás muerto. La idea del<br />

último día. Levantándolos a todos de sus sepulturas. ¡Lázaro, sal fuera! Y salió el<br />

último y perdió el puesto. ¡A levantarse! ¡Último día! Luego cada uno huroneando<br />

por ahí su hígado y sus asaduras y el resto de sus avíos. Encontrar toda su jodida<br />

persona esa misma mañana. Una medida de polvo en un cráneo. Doce gramos una<br />

medida. Medida Troyes.<br />

Kelleher Copetón se puso a la altura de ellos.<br />

-Todo fue fenomenal, dijo. ¿No?<br />

Les miró con su mirada indolente. Hombros de policía. Con su gururú guruní.<br />

-Como debe ser, dijo Mr. Keman.<br />

-¿Qué? ¿Eh? dijo Kelleher Copetón.<br />

Mr. Keman se lo confirmó.<br />

-¿Quién es ese tipo de atrás con Tom Keman? preguntó John Henry Menton.<br />

Conozco la cara.

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