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James Joyce

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200<br />

-Tal como lo oye, dijo Napias Flynn. Orden antigua libre y reconocida. Es un<br />

hermano excelente. Luz, vida y amor, por Dios. Le arriman el hombro. Me lo dijo<br />

un - bueno, no voy a decir quién.<br />

-¿Seguro?<br />

-Ya, es una orden estupenda, dijo Napias Flynn. Están contigo cuando te va<br />

malamente. Conozco a un fulano que estuvo intentando entrar. Pero están más<br />

atrancados que Dios. Por todos los diablos hicieron bien con no dejar entrar a las<br />

mujeres.<br />

Davy Byme sonnobostezoafirmó todo en uno.<br />

-¡Eeeeeeshaaaaaaahh!<br />

-Hubo una mujer, dijo Napias Flynn, que se escondió en un reloj para enterarse de<br />

lo que hacían. Pero la leche que se la olieron y la declararon allí mismo maestre<br />

masón. Pertenecía a los Saint Legers de Doneraile.<br />

Davy Byrne, satisfecho después del bostezo, dijo con ojos mojados por las<br />

lágrimas:<br />

-¿Y es eso cierto? Hombre tranquilo y honrado sí que es. A menudo lo he visto<br />

por aquí y nunca jamás lo vi - ya sabe, pasarse de la raya.<br />

-No hay Dios que pueda emborracharlo, dijo Napias Flynn firmemente. Se quita<br />

de en medio cuando la juerga se pone demasiado al rojo. ¿No lo vio mirar el reloj?<br />

Ah, no estaba usted ahí. Si quieres que tome una copa lo primero que hace es sacar<br />

el reloj para ver qué debe pimplar. Por Dios que es así.<br />

-Hay algunos así, dijo Davy Byrne. Es un tío sano, diría yo.<br />

-No es mala persona, dijo Napias Flynn, sorbiéndoselas. Se sabe que echa una<br />

mano también para ayudarle a más de uno. A cada uno lo suyo. Ya lo creo, Bloom<br />

tiene su lado bueno. Pero hay algo que nunca haría.<br />

La mano pintarrajeó una firma en seco al lado de su grog.<br />

-Lo sé, dijo Davy Byme.<br />

-Nada por escrito, dijo Napias Flynn.<br />

Paddy Leonard y Lyons Gallito entraron. Tom Rochford los seguía con el ceño<br />

fruncido, una mano alisándose el chaleco burdeos.<br />

-Buenas, Mr. Byme.

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