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James Joyce

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especie de indiscreto rubor, delicado como el más frágil capullo de rosa, que trepó<br />

hasta sus mejillas, resaltó sus encantos con su dulce timidez de niña que con certeza<br />

la hermosa Irlanda de Dios no podía ofrecer parangón.<br />

Durante un instante guardó silencio con los ojos bajos algo tristes. Estuvo a punto<br />

de replicar pero algo contuvo las palabras en su boca. La inclinación la impulsaba a<br />

hablar: la dignidad le decía que guardara silencio. Los lindos labios se arrugaron<br />

durante un rato pero al instante levantó la mirada y dejó escapar una radiante sonrisa<br />

en la que había toda la frescura de una mañana temprano de mayo. Sabía perfecta-<br />

mente, y nadie mejor que ella, lo que le hacía decir a la atravesada de Edy que era<br />

por él por lo que se estaban enfriando sus atenciones cuando era una simple pelea de<br />

enamorados. Como siempre tenía que haber alguien que le sentara mal que aquel<br />

chico de la bicicleta de una bocacalle de las que dan a London Bridge Road<br />

anduviera siempre pedaleando araba y abajo por delante de su ventana. Sólo que<br />

ahora su padre no le dejaba salir por las tardes para que estudiara fuerte a ver si<br />

ganaba la competición para el premio de fin de curso del Instituto que se estaba<br />

celebrando e iba a ir a Trinity College a estudiar para médico cuando terminara el<br />

bachiller como su hermano W. E. Wylie que corría en las carreras de bicicletas de<br />

Trnity College University. Poco interés mostraba él quizá por lo que ella sentía, ese<br />

vacío sordo y punzante en su corazón a veces, que le llegaba hasta lo más profundo.<br />

Sin embargo él era joven y por ventura aprendería a amarla con el tiempo. Eran<br />

protestantes en su familia y desde luego Gerty sabía Quién venía primero y después<br />

de Él la Santísima Virgen y luego San José. Sin embargo nadie podía negar que era<br />

guapo con una nariz perfecta y su aspecto decía lo que era, todo un caballero, la<br />

forma de su cabeza también por detrás sin la gorra puesta que ella distinguiría en<br />

cualquier lugar pues no era corriente y la manera como daba la vuelta en bicicleta a<br />

la farola suelto de manos y también el olor agradable de aquellos cigarrillos caros y<br />

además los dos tenían la misma estatura también él y ella y por eso era por lo que<br />

Edy Boardman pensaba que era tremendamente lista porque él no iba a pedalear<br />

arriba y abajo por delante de su trocito de jardín.<br />

Gerty iba vestida con sencillez pero con el gusto instintivo de una devo ta de la<br />

Diosa de la Moda porque tenía la corazonada de que había una posibilidad de que él

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