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James Joyce

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sobre sus anchas espaldas podía administrar una buena patada traicionera si uno no<br />

se andaba listo. Altamente providencial había sido la aparición en escena de<br />

Kelleher Copetón cuando Stephen estaba en inconsciente dicha pues de no ser<br />

porque aquel héroe que se presentó a las once horas el finis podía haber sido que<br />

éste podía haber sido candidato a la sala de accidentados o, en su defecto, la trena y<br />

a una comparecencia ante los tribunales al día siguiente ante Mr. Tobias o, de ser él<br />

el procurador más bien, el viejo Wall, quería decir, o Mahony que era sencillamente<br />

la ruina de cualquiera cuando se corriera la voz. La razón por la que mencionaba<br />

este hecho era que muchos de aquellos policías, a quienes cordialmente aborrecía,<br />

no eran lo que se dice muy escrupulosos en el servicio de la Corona y, como muy<br />

bien dijo Mr. Bloom, recordando un caso o dos en la División A de Clanbrassil<br />

Street, capaces de jurar que lo blanco era negro. Nunca a mano cuando se les<br />

necesitaba sino en las zonas más tranquilas de la ciudad, Pembroke Road por ejem-<br />

plo, los guardianes de la ley estaban a la vista de todos, por la sencilla razón de que<br />

les pagaban para proteger a las clases altas. Otra cosa que criticó fue el que<br />

equiparan a los soldados con armas de fuego o bayonetas de cualquier tipo que<br />

podían dispararse en cualquier momento lo que equivalía a incitarlos contra la<br />

población civil si por casualidad surgía una riña. Era malgastar el tiempo, mantenía<br />

él con toda sensatez, y la salud así como la reputación además de lo cual, la<br />

derrochemanía que ello suponía, mujeres fáciles del demimonde se llevaban un<br />

montón de pamé por si no era bastante y el mayor peligro de todos era con quién te<br />

emborrachabas aunque, tocante a la muy controvertida cuestión de los estimulantes,<br />

a él le gustaba saborear un buen vaso de vino añejo a su debido tiempo como<br />

nutritivo y reconstituyente y poseedor de virtudes laxativas (de modo destacado un<br />

buen borgoña del que era partidario incondicional) aun así nunca más allá de un<br />

cierto límite en donde invariablemente él ponía el tope ya que esto sencillamente<br />

acarreaba problemas de todo tipo por no mencionar que te ponía a merced de los de-<br />

más prácticamente. Sobre todo criticó desfavorablemente la deserción de Stephen<br />

por parte de todos salvo de uno de sus confréres tabemarios, una descarada faena de<br />

lo más traicionera por parte de sus hermanos matasanos se mire por donde se mire.<br />

-Y ése fue judas, dijo Stephen, que hasta entonces no había dicho ni media palabra.

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