La empleabilidad de los jóvenes en Castilla y León - Consejo ...

cabe duda que ello atañe también a las organizaciones y agentes sociales 474 , interlocutores
habituales en el mundo del trabajo, esto es, a los sindicatos y a las asociaciones
empresariales. Estos sujetos, singularmente los primeros, gozan de una posición privilegiada
para terciar con voz propia, siquiera de manera indirecta, en el terreno de la intermediación
en el mercado de trabajo. La han tenido, sin duda, en la literatura económica clásica (que
llega hasta nuestros días, desde luego), saliendo a escena, sobre todo, con ocasión del
estudio de los factores causantes de desempleo.
No cabe duda que las organizaciones sindicales y las asociaciones empresariales pueden
coadyuvar al diseño y aplicación de la política de colocación y a la tutela de los
desempleados, como la experiencia ha puesto de relieve. La implicación de dichos sujetos en
la intermediación debe discurrir, naturalmente, por los cauces habituales: la participación
institucional y el diálogo o concertación social, que entrañan una relación directa con el poder
público correspondiente, y la negociación colectiva, que, pese a su carácter exclusivamente
bilateral, puede fijar directrices de alcance general o interprofesional, y establecer
compromisos más concretos en ámbitos sectoriales o empresariales, máxime cuando el art.
16 del Estatuto de Autonomía de Castilla y León, en su párrafo cuarto, contempla el diálogo
social como factor de progreso económico y cohesión social y principio rector de las políticas
públicas.
En Castilla y León se ha promulgado, además, la Ley 8/2008, de 16 de octubre, cuyo objeto
es la creación del Consejo del Diálogo Social como máximo órgano de encuentro y
participación institucional de los Agentes Económicos y Sociales y la Junta de Castilla y León.
Tales posibilidades obligan a distinguir los tres siguientes supuestos:
1.- La intervención de los agentes sociales en materia de empleo se ha dejado sentir de
forma contundente en cuanto a los Acuerdos Marco se refiere. Así, cabe recordar, sin
necesidad de remontar la atención a precedentes más remotos, que el Acuerdo
Interconfederal para la Estabilidad en el Empleo, fruto del cual vio la luz la Ley 63/1997,
supuso una apuesta decidida y férrea por la calidad en el empleo, que se ha convertido en
nuestros días en el objetivo final de toda política ocupacional. En este mismo año se alcanzó
también el Acuerdo Interconfederal para la Negociación Colectiva, renovado sucesivamente,
si bien con alguna interrupción 475 , siendo el último el suscrito el 9 de febrero de 2010,
denominado Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva 2010, 2011 y 2012 (AENC).
Todos ellos, en concreto los suscritos entre el año 2002 y el año 2008, han centrado gran
parte de su atención e interés en el tema que aquí nos ocupa, estableciendo pautas que han
ido encaminadas, precisamente, a la adopción de medidas capaces de incidir en el mercado
de trabajo español y, en su caso, corregir sus deficiencias y anómalas características. Sobre
todo, la temporalidad y excesiva rotación de la mano de obra y las dificultades para la
creación y el mantenimiento del empleo 476 . El último Acuerdo citado introduce, no obstante,
algunas novedades, singularmente las referidas al mantenimiento y recuperación del empleo,
recordando a tal fin previsiones legales vigentes (quizá porque se cumplen poco) y
exhortando a la negociación colectiva para que desarrolle las ocho tareas siguientes 477 : a)
promocionar la contratación indefinida (inicial o sobrevenida); b) fomentar el uso adecuado
de las modalidades contractuales, quedando prohibida la introducción de redacciones o
pactos que desnaturalicen las causas previstas en el ET; c) evitar el encadenamiento
474
GARCÍA MURCIA, J.: “Desempleo”, Desempleo. XIV Congreso Nacional de Derecho del Trabajo y de la Seguridad
Social, MTAS, Madrid, 2004, p. 61.
475
El 20 de diciembre de 2001 se suscribió el Acuerdo para la Negociación Colectiva del año 2002; el 23 de enero de
2003 se firma el Acuerdo para 2003, prorrogado para 2004 en fecha 22 de diciembre de 2003; el 4 de marzo de 2005
se al alcanza el Acuerdo para 2005, prorrogado para 2006 el 26 de enero de ese mismo año; y finalmente el 6 de
marzo de 2007 se alcanza el Acuerdo correspondiente a dicho año, prorrogado para 2008 el 18 de diciembre de 2007.
En 2009, no se alcanza el oportuno Acuerdo, alcanzando, el 9 de marzo de 2009, unos “criterios unitarios de CCOO y
UGT para la negociación colectiva y el empleo; propuestas sindicales frente a la crisis y por una condiciones de trabajo
y empleo dignas. PALOMEQUE LÓPEZ, M.C. y ÁLVAREZ DE LA ROSA, M.: Derecho del Trabajo, cit., p. 483.
476
MARTÍNEZ MORENO, C.: “Negociación colectiva y políticas de empleo”, Empleo, mercado de trabajo y sistema
productivo: el reto de la innovación en políticas de empleo, DE LA CASA QUESADA, S. y VALLECILLO GÁMEZ, R.M.
(coords.), Bomarzo, Albacete, 2011, p.141.
477
SEMPERE NAVARRO, A.V.: “El Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva de 9 de febrero de 2010”, Revista
Aranzadi Doctrinal, núm. 1, 2010 (BIB 2010/2003).
LA GESTIÓN DE LA COLOCACIÓN DE LOS JÓVENES.
AGENTES INTERVINIENTES
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