La empleabilidad de los jóvenes en Castilla y León - Consejo ...

INTERINIDAD 31.409 165.689 181.111 149.221 527.430
TEMPORAL PERSONAS CON
DISCAPACIDAD
397 INFORME SOBRE LA EMPLEABILIDAD DE LOS JÓVENES EN CASTILLA Y LEÓN
139 693 1.004 1.326 3.162
RELEVO 272 2.722 4.502 4.334 11.830
SUSTITUCIÓN JUBILACIÓN
64 AÑOS
20 139 179 265 603
PRÁCTICAS 2.254 11.710 10.306 1.796 26.066
FORMACIÓN 21.820 6.541 1.977 2.065 32.403
OTROS CONTRATOS 1.344 5.573 10.047 9.247 26.211
TOTAL CONTRATOS
INICIALES
CONVERTIDOS EN
INDEFINIDOS
44.2626 1.529.181 1.617.355 1.414.560 5.003.722
10.850 59.724 83.146 71.867 225.587
TOTAL CONTRATOS 453.476 1.588.905 1.700.501 1.486.427 5.229.309
Fuente: SPEE. Datos acumulados al mes de agosto de 2009
La inserción laboral es un proceso que se prolonga con frecuencia varios años y que sigue
patrones dispares. En un plano teórico, cabría distinguir varias fases en este iter 222 : fase
previa a la inserción, en la que los jóvenes continúan estudiando o se encuentran en otras
situaciones de inactividad laboral (procede incluir aquellos casos en los cuales se produce
una reversión al sistema educativo tras pasar por el mundo del trabajo productivo); fase
exploratoria, a lo largo de la cual el joven realiza diversas experiencias de búsqueda de
empleo o exploración de las posibilidades existentes en el mercado laboral, en ocasiones
mientras todavía se encuentra en el sistema educativo; fase de ensayo, en la que se va
ensayando el rol laboral a través de una o varias experiencias de laborales, en ocasiones
compaginadas con los estudios 223 , y, por último, fase de consolidación del rol laboral, en la
que el joven ya ha conseguido un trabajo estable y está, por lo general, trabajando a tiempo
completo. El problema surge cuando esa fase de ensayo se perpetúa o la consolidación se
produce en falso a través de empleos de dudosa o nula calidad.
Como es lógico, los empresarios tienden a ofrecer contratos temporales a aquéllos cuya
productividad no está plenamente acreditada y no puede observarse de modo inmediato 224 .
Por ello, el empleo temporal puede ser una buena forma de acceso al mercado de trabajo
para los jóvenes, sea mientras se forman en el sistema educativo, sea en las primeras
etapas de su transición al ámbito laboral. De hecho, los rasgos propios de los “empleos
juveniles”, que normalmente acogen a jóvenes interesados en obtener unos pocos ingresos
mientras completan su formación, son de sobra conocidos 225 : altos grados de rotación,
escasas perspectivas profesionales, una cierta flexibilidad de horarios y sueldos bajos…. “Se
trata en sí mismos de empleos de baja calidad pero cuyos efectos sociales son benignos
mientras constituyan expedientes temporales en la fase de formación”, pues “en este caso la
precariedad laboral no se traduce necesariamente en una vía a la precariedad vital, forma
222
GARCÍA-MONTALVO, J. y PEIRÓ, J. (Dirs.): Capital humano, el mercado laboral de los jóvenes: formación, transición
y empleo, Valencia (Bancaixa, D.L.), 2001, pág. 28.
223
“La integración al mundo laboral es siempre un proceso de exploración, especialmente en una sociedad como la
actual donde existe un discurso reiterado en los medios de comunicación que habla de la libertad de elección, del
derecho a labrarse su propia carrera y que conduce a experimentar con el empleo hasta que se toma clara conciencia
de cuáles son las oportunidades reales que se ofrecen, o hasta que se encuentra lo que realmente se está buscando o
se acepta por mera necesidad”, RECIO ANDREU, A.: “La situación laboral de los jóvenes”, cit., pág. 416.
224
“El empleo juvenil ha estado siempre marcado por una cierta dosis de precariedad, por cuanto en él inciden los
procesos de aprendizaje y experimentación que son vistos por las empresas como un factor de riesgo e incertidumbre.
Y en consecuencia las empresas retrasan la consolidación de las posiciones contractuales. En parte los contratos
juveniles temporales constituyen un medio de selección de los nuevos empleados. Pero también son un mecanismo de
disciplina social orientado a ‘disciplinar’ a los nuevos asalariados, forzándoles a aceptar unos códigos de
comportamiento que posiblemente chocan con sus valores y perspectivas anteriores a la entrada en el mundo laboral”,
RECIO ANDREU, A.: “La situación laboral de los jóvenes”, cit., pág. 417.
225
CASTILLO, J.J. y LÓPEZ CALLE, P.: “Una generación esquilmada: los efectos de las reformas laborales en la vida y
trabajo de los jóvenes madrileños”, Sociedad y Utopía. Revista de Ciencias Sociales, núm. 29, 2007, págs. 273 y ss.