La empleabilidad de los jóvenes en Castilla y León - Consejo ...

Sea como fuere, se constata como desde hace ya varias décadas se ha asumido la idea de
que la formación juega un papel esencial en el acceso al trabajo, en la empleabilidad (por
servirse de un término en boga que, sin embargo, consagra un discurso individualista 6 ) y,
por ello, suele incluirse como parte integrante de las políticas activas de empleo; algo
especialmente importante en un contexto de crisis generalizada, donde el desempleo juvenil
tiende a convertirse en estructural y la degradación de las condiciones de trabajo de cuantos
logran un empleo es un hecho 7 . En concreto, la importancia de la formación de los jóvenes
para combatir el desempleo del colectivo es una realidad reconocida hace ya varias décadas
en el ámbito comunitario, como muestran las Resoluciones del Consejo de 11 de julio de
1983 y de 22 de diciembre de 1986 al expresar el deseo de programas más eficaces sobre su
enseñanza y formación profesional, cuya consecuencia más inmediata fue la Decisión del
Consejo 87/569/CEE, de 1 de diciembre, relativa a un programa de acción para la formación
profesional de los jóvenes y su preparación para la vida adulta y profesional.
Aunque “no es una tarea fácil definir qué educación es la apropiada para cada puesto de
trabajo, ya que los requerimientos educativos de los puestos difieren entre empresas y
cambian a lo largo del tiempo” 8 , la formación reglada actúa a menudo como mecanismo de
preselección en el mercado laboral, es decir, como condición necesaria, aunque no suficiente,
para lograr un trabajo; además, juega un papel de gran importancia en la movilidad de la
mano de obra, al facilitar el reciclaje y la recolocación en sectores emergentes. El abandono
de los estudios, especialmente en niveles primarios y secundarios, condiciona el acceso a no
pocos empleos, fundamentalmente por dos motivos 9 : por una parte, un mínimo de
instrucción es imprescindible, incluso para el desempeño de funciones de escasa
complejidad, pues la empresa es consciente de que hasta la adaptación a un puesto simple
es más fácil de obtener si se cuenta con algún nivel educativo. Por otra, y aunque los
conocimientos que se adquieran en tales estudios no sean necesarios para el desarrollo de
las tareas, la credencial que proporciona la formación reglada es valorada por las empresas
sobre todo por la suposición de que certifica la interiorización de determinadas actitudes y
pautas, tales como subordinación, obediencia, disciplina y puntualidad 10 .
Para el concreto caso de las titulaciones superiores, su posesión se asocia con capacidad de
aprendizaje, de ahí el interés en contar con titulados universitarios para determinadas
funciones laborales, sobre todo en las categorías medias y altas (donde los aspectos
6 La empleabilidad, piedra angular del nuevo capitalismo, podría definirse como “el capital personal que cada uno debe
gestionar y que consta de la suma de sus competencias movilizables” [BOLTANSKI, L. y CHIAPELLO, E.: El nuevo
espíritu del capitalismo, Madrid (Akal), 2002, pág. 145]. Vista en positivo, actúa como “el conjunto de cualidades que
permitirán desenvolverse con éxito entre las incertidumbres laborales, transformarlas en oportunidades para uno”; en
negativo, sin embargo, “su escasez o su mala gestión es la coartada máxima que justifica los malos empleos, los
sueldos bajos y los escasos derechos salariales. Es, en definitiva, la traslación hacia los trabajadores potenciales o
reales de la responsabilidad sobre su situación laboral, la interiorización de un discurso individualista según el cual cada
quién, para sobrevivir, debe gestionar sus competencias” [CARDENAL DE LA NUEZ, Mª.E.: “La Universidad como
dispositivo de colocación social. Movilidad y reproducción en la era de la precariedad laboral”, Revista de Educación,
núm. 341, 2006, pág. 294]. “El nuevo liberalismo es, en primer lugar, el convencimiento personal del deber de la
gestión continua, cotidiana, provisional de tu propia vida y la de los tuyos”, CABRERA, B.: “¿Qué formación para qué
empleo? Educación, trabajo y retórica”, en AA.VV. (MONREAL, J., Ed.): Formación y cultura empresarial en la empresa
española, Madrid (Thompson-Civitas), 2004, pág. 7.
7 ECKERT, H.: “Entre el fracaso escolar y las dificultades de inserción profesional: la vulnerabilidad de los jóvenes sin
formación en el inicio de la sociedad del conocimiento”, Revista de Educación, núm. 341, 2006, págs. 40 y 48.
8 SALAS VELASCO, M.: “La relación educación-economía: un estudio del desajuste educativo de los tituladores
universitarios”, Revista de Educación, núm. 334, 2004, pág. 260.
9 MARTÍN ARTILES, A.: “¿Sirve la formación para tener empleo?”, Papers, núm. 58, 1999, págs. 39 y ss. “La formación
o la ausencia de ella es un factor condicionante, seguramente el más condicionante, con relación a la consecución o
mantenimiento del empleo, así como con relación a su calidad”, en tanto “sólo una educación básica de calidad
preparará para la necesaria polivalencia en términos de actitudes y aptitudes y sólo una educación básica de calidad
propiciará procesos de formación a lo largo de toda la vida, en cuanto dispone y fomenta el desarrollo permanente de
todas las competencias del sujeto y de su integración en la vida adulta”, GARCÍA DEL DUJO, A. y MARTÍN GARCÍA,
A.V.: “Perfil laboral y necesidades de formación en personas adultas en paro (30-45 años). Un estudio empírico”,
Revista de Educación, núm. 333, 2004, págs. 297 y 299.
10 El proceso de socialización, en la familia y en la escuela, proporciona pautas de autodisciplina para obedecer en el
trabajo, BOWLES, G. y GINTIS, H.: “La educación como escenario de reproducción de las contradicciones capitaltrabajo”,
Educación y Sociedad, núm. 2, 1983, págs. 7-23 o, por extenso, COLLINS, R.: La sociedad credencialista,
Madrid (Akal), 1989.
LA FORMACIÓN COMO MECANISMO PARA FOMENTAR LA
CUALIFICACIÓN Y EMPLEABILIDAD DE LOS JÓVENES
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