La empleabilidad de los jóvenes en Castilla y León - Consejo ...

necesidades del tejido productivo, para incrementar el valor añadido de los bienes y servicios
españoles.
1.1.- Los nuevos objetivos del sistema universitario en un contexto de economía
sostenible
Si bien puede decirse que el Espacio Europeo de Educación Superior sitúa su comienzo en el
año 1999 con la denominada Declaración de Bolonia 186 , en las Universidades españolas, a
pesar de que el título XIII de la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades,
está dedicado a la integración de este nuevo espacio de educación, el proceso de
convergencia europea no empieza, de forma generaliza, hasta el año 2003, de la mano de la
implantación de normativa como el procedimiento para la expedición por las Universidades
del “Suplemento Europeo al Título” (Real Decreto 1044/2003, de 1 de agosto), o el
Reglamento por el que se establece el sistema europeo de créditos y el sistema de
calificaciones en las titulaciones universitarias (Real Decreto 1125/2003, de 5 de
septiembre). Sin embargo, debido entre otras razones a una ausencia de liderazgo político,
el gran catalizador para la implantación del denominado proceso de Bolonia en la Educación
Superior española no llega hasta la promulgación del famoso Real Decreto 1393/2007, de 29
de octubre, por el que se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales y
en el que se señala, como plazo máximo para la implantación de los Grados, el curso 2010-
2011.
Como eje fundamental del planteamiento educativo común a toda la Unión Europea, se
establece la prioridad de una educación centrada en el aprendizaje frente a la educación
centrada en la enseñanza, adquiriendo rango de primera importancia que el estudiante
desarrolle capacidades, habilidades, procedimientos y valores que impulsen la progresiva
actualización de conocimientos en un proceso que dura toda la vida. La formación por
competencias parte, así, del reconocimiento de los cambios y necesidades profesionales
actuales, con la pretensión de mejorar la calidad y eficiencia en el desempeño ocupacional y
formar profesionales que reorganicen los aprendizajes adquiridos, estableciendo un enfoque
integral que trace un vínculo preciso entre el sector educativo y el productivo. La
capacitación profesional o, por formular la expresión de manera más clara, la transición a la
vida activa es, pues, una de las funciones prioritarias de la Universidad.
Estas competencias se dividen, a su vez, en genéricas, es decir, aquellos atributos o
cualidades que resultan útiles en cualquier situación y son comunes a todas las titulaciones,
y específicas, las directamente relacionadas con cada área temática. Dentro de las primeras
se distingue, a su vez, entre competencias “instrumentales”, concebidas como herramientas
útiles para el aprendizaje y la formación (capacidad de análisis y de síntesis, capacidad de
comunicación oral y escrita, de toma de decisiones…), “interpersonales”, que permiten
mantener una buena relación social con los demás (capacidad de negociación, trabajo en
equipo…) y “sistémicas”, relacionadas con la obtención de una visión de conjunto y la
capacidad de gestionar adecuadamente la actuación profesional de una persona (esto es, de
aplicar los conocimientos teóricos a la práctica). Las segundas se estructuran, a su vez, en
competencias “académicas” (saber), “conocimientos disciplinares” (hacer) y competencias
“profesionales” (saber hacer) .
Con gran contundencia, el vigente Real Decreto 1393/2007 afirma que “la nueva
organización de las enseñanzas incrementará la empleabilidad de los titulados”, idea sobre la
186 A partir de la Declaración de Bolonia de 1999, las sucesivas Conferencias ministeriales celebradas con el objetivo de
diseñar y poner en práctica el denominado Espacio Europeo de Educación Superior fueron las siguientes: Declaración de
Praga, de 19 de mayo de 2001: hacia el Espacio Europeo de educación Superior; Declaración de Berlín de 2003:
Educación Superior Europea; Comunicado de Bergen de 20 de mayo de 2005: El EEES-Alcanzando las metas; y
finalmente, el Comunicado de Londres, de 18 de mayo de 2007: hacia el EEES, respondiendo a los retos de un mundo
globalizado, en la cual (como en la anterior), la empleabilidad se considera uno de los objetivos prioritarios del EEES.
Además de estas Declaraciones, resultado de las reuniones de los ministros europeos con competencias en educación
superior, para conocer el proceso de creación del EEES y sus objetivos hay que tener en cuenta otra serie de
Documentos elaborados por la Asociación Europea de Universidades, que son los siguientes: Declaración de Salamanca,
de 2001; Declaración de Graz, de 2003; Declaración de Glasgow de 2005; y la Declaración de Lisboa de 13 de abril de
2007: “Las Universidades de Europa más allá de 2010: diversidad con un propósito común”.
FOMENTO DEL EMPLEO, AUTOEMPLEO Y ECONOMÍA SOCIAL 536