La empleabilidad de los jóvenes en Castilla y León - Consejo ...

transitando hacia el Profesor Ayudante Doctor cuando sea posible y las circunstancias no
permitan el acceso a contrato fijo o funcionario de carrera --cada día es más difícil-- a través
de los sistemas previstos al efecto.
1.1.- El Ayudante
La figura aparece regulada en el art. 49 LOU sin especificar a quien “ayuda”, pero sí
describiendo sus funciones, resaltando el carácter formativo de la relación y limitando su
“colaboración” en la docencia a un número determinado de horas.
De esta manera, lo sitúa como el primer eslabón en la carrera universitaria, que debe
nutrirse de alumnos con la Licenciatura --o ahora el Grado o Master Universitario Oficial--
completada. A tal fin, la redacción de la LOU 2007 se acomoda a la reforma de los estudios
de postgrado iniciada en el año 2005 y luego recogida en el RD 1363/2007, de 19 octubre,
exigiendo únicamente para poder ser contratado como tal que haya sido admitido, o esté en
condiciones de serlo, en los estudios de doctorado. Con ello queda claro que el sendero del
cual se partía líneas atrás ha de ser matizado, pues ya no aparece necesariamente
configurado como el paso siguiente al disfrute de una beca de investigación predoctoral, sino
que se coloca en plano de igualdad respecto a la misma, habida cuenta de que cualquier
titulado universitario cumple los requisitos exigidos tanto para acceder a una beca como a
una plaza de Ayudante, siendo en última instancia las disponibilidades presupuestarias y la
política de personal de la Universidad la que va a determinar la vía elegida.
Su finalidad principal radica en permitir al seleccionado completar la formación investigadora,
pero sin ignorar las tareas docentes, en orden a que, de futuro, pueda estar
convenientemente preparado para ocupar una plaza de profesor. En este doble objetivo
estaba llamado a primar el primero de los enunciados, limitándose al segundo a una mera
“colaboración”, como “un instrumento de mejora de la formación y adquisición de méritos en
el desarrollo de la carrera universitaria” 164 ; sin embargo, los abusos contenidos en los
Estatutos de algunas Universidades, y reflejados en los convenios colectivos --por no mentar
una práctica capaz de desvelar numerosas actuaciones de nepotismo y cooptación al margen
de cualquier norma o bajo una hermenéutica que ruborizaría incluso a un lego en Derecho--,
fueron tan importantes en el sostén de la docencia regular 165 , que la versión de la LOU de
2007, para asegurar su verdadera función, estableció un límite concreto a tal colaboración,
ciñéndola a tareas docentes de índole práctica y hasta un máximo de 60 horas anuales.
Algunos convenios van más allá (no así el de las Universidades públicas de Castilla y León,
que guarda silencio al respecto, remitiendo el art. 16.3 del Decreto 85/2002 a cuanto
dispongan los Estatutos de la Universidad), con garantías genéricas para el cumplimiento de
tal misión (art. 10 de convenio colectivo de las Universidades de A Coruña, Santiago de
Compostela y Vigo o art. 20 del convenio colectivo de la Universidad Pública de Navarra) o
más específicas (nombramiento de un tutor, en el art. 11 del convenio colectivo de la
Universidad del País Vasco), incluyendo un máximo de horas semanales de asistencia al
estudiante (dos como tope en el art. 22 convenio colectivo de la Universidad de
Extremadura); con todo, parece necesario que la negociación colectiva adquiera un mayor
protagonismo en esta materia, asegurando, en la práctica, la diferencia tanto cualitativa
como cuantitativa que quiere la LOU entre formación investigadora y la labor, secundaria en
este proceso, de preparación para las tareas docentes 166 .
El contrato de Ayudante, por lo demás, es de naturaleza temporal y a tiempo completo. Por
cuanto a este último aspecto hace, resulta plenamente congruente con su objeto y enerva la
facultad de una celebración a tiempo parcial, sin perjuicio, claro está, de los supuestos en los
cuales proceda legalmente una reducción de la jornada. Igual sentido impregna el primero,
no en vano la formación del futuro investigador requiere una delimitación temporal, que el
art. 49 d) establece en un mínimo de un año y un máximo de cinco (“cuatro años
improrrogables” en el art. 16.2 del Decreto 85/2002, para Castilla y León), cabiendo pactar
duraciones inferiores a la máxima para así permitir la prórroga o renovación siempre y
164
MORÓN PRIETO, R.: “El Estatuto del personal investigador en formación: otro tímido paso en la asimilación de las
becas formativas al régimen laboral”, Relaciones Laborales, núm. 19, 2006, pág. 38.
165
BAYLOS GRAU, A.: “El personal docente e investigador contratado en régimen laboral después de la reforma de la
LOU en 2007”, cit., págs. 57 y 58.
166
COMISIONES OBRERAS (Federación de Enseñanza): Regulación de las condiciones laborales del personal docente e
investigador, Madrid (CC.OO), 2002, pág. 19.
361 INFORME SOBRE LA EMPLEABILIDAD DE LOS JÓVENES EN CASTILLA Y LEÓN