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Respecto al concepto que se tenía de los indígenas, la corona y sus colonizadores
pasaron de preguntarse por la naturaleza del indio a finalmente reconocer la capacidad racional
del indígena. Sin embargo, como veremos más adelante, en la práctica siempre se les segregó y
excluyó y se permitieron prácticas económicas y sociales que llevaron inevitablemente al
despojo de sus propiedades y de su libertad individual frente al trabajo. El establecimiento de la
diferenciación entre los pueblos sometidos y la sociedad dominante implicaba el contraste racial
ya que el orden colonial se basaba en la creencia de la superioridad de la sociedad dominante
teniendo como pauta la superioridad de la raza. 35 Al mestizo (hijo de indígena y español) se le
negó en un principio reconocimiento social; después, cuando se le admitió, se le asignó un nivel
inferior. El régimen colonial impuso la distinción de castas sobre la base de la proporción de
ascendencia española, india o negra. Al indio se le prohibió la igualdad de trato tanto con
españoles como con las castas. 36
Como se ha dicho antes, el derecho subjetivo inherente al ser humano no existía como
tal. El estatus, es decir, la religión y la posición en y de la familia, entendida ésta en sentido
lato, era lo que determinaba los derechos. El estatus más bajo que existía era el del esclavo, del
cual fueron liberados los indígenas. Sin embargo, no existía en el Derecho un estatus aplicable a
los indígenas, así que hubo que inventar uno que se formó a partir de tres estatus preexistentes:
los de rústico, miserable y menor. 37
El estatus de rústico era el que se aplicaba normalmente a quienes no podían participar
en la cultura letrada. A los rústicos se les permitía ordenarse por sus usos y costumbres en
materias privadas pero no como un derecho propio que pudieran oponer frente a la autoridad –
ya que los jueces podían actuar a su arbitrio—sino como una condición de abandono, de
exclusión. El miserable era para el Derecho el que no podía valerse por sí mismo; por ello
requería de un amparo especial y era comúnmente aplicado a huérfanos y viudas, pero también a
conversos al cristianismo, es decir, la condición de miserable también se aplicaba para el ámbito
espiritual. Aquí, en lugar del abandono, se trataba de amparo a la persona. La condición de
minoría se aplicaba a quienes eran considerados incapaces, que se encontraban faltos de la
razón humana, que no eran gente de razón. Esta consideración los sometía a una patria potestad
o a una tutela. De esta manera, los indígenas no podían gozar de un ejercicio pleno de la patria
potestad. 38
35 Ver BONFIL BATALLA, Guillermo, México profundo. Una civilización negada, op. cit. p.40
36 MONTEMAYOR, Carlos, Los pueblos indios de México hoy, op. cit., p. 44
37 CLAVERO, Bartolomé, Derecho indígena y cultura constitucional en América, op. cit., pp. 11-13
38 CLAVERO, Bartolomé, Derecho indígena y cultura constitucional en América, op. cit., pp. 13-15