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González Uribe señala, al igual que Porrúa Pérez, que las minorías tienen obligaciones
de lealtad para con el Estado en el que se encuentran aún a pesar de sus sentimientos de
pertenencia para con otra nación:
“Claro está que ni aun con estos procedimientos se llega a una solución que
evite todos los conflictos que pueden surgir en el interior de un Estado plurinacional.
Puede darse incluso el caso penoso –como ha sucedido en Europa en las dos guerras
mundiales de nuestro siglo— de que el Estado mixto entre en guerra con el Estado
nacional de uno de sus grupos étnicos. En tal caso debe prevalecer el deber de lealtad
que el súbdito tiene para con el Estado en que vive y del que forma parte,
independientemente de sus sentimientos de solidaridad y afecto para con los
nacionales del Estado enemigo. Porque el deber político, que mira a un bien más
amplio y aun orden jurídico más perfecto, está por encima del deber nacional, que sólo
se refiere a un ámbito de intereses más reducido. Y de aquí también se concluye que
el Estado, cuando tiene que tratar con súbditos de diversas nacionalidades, no debe
favorecer, con exclusivismo, a ninguna de ellas, aunque sea la más numerosa. Su
papel es el de promover el bien público y no el privado de ningún individuo o
grupo.” 113
Como vemos, nuestro autor pone por encima el deber político frente al Estado que el
reconocimiento de las identidades culturales o el sentimiento de pertenencia a un pueblo o
nación. Nos llama también la atención el hecho de que teniendo en México casos importantes
de pueblos que reivindican un reconocimiento, como son los pueblos indígenas, éstos no se
mencionen para nada en sus ejemplos y prefiere hablar de la situación europea. Podemos
reconocer que al final del párrafo introduce ideas más respetuosas de las minorías étnicas y se
plantea una postura más pluralista; no obstante, nos parece encontrar de trasfondo, como
premisa, la visión del Estado como un ente neutro que reconoce a todos por igual, situación que,
como ya se ha argumentado en capítulos anteriores, no sucede en la realidad.
Respecto de la soberanía con relación a las minorías expresa que “se ha transformado,
[...] para satisfacer las exigencias de los grupos sociales –pluralismo político— pero con las
enmiendas que suponen las necesidades de cada pueblo y de la comunidad jurídica
internacional, sigue sustancialmente en pie, como una característica indeleble de todo Estado
que realice su definición.” 114 Parece que aquí se presenta un visión más plural por lo menos en
torno a la soberanía; sin embargo, no explica cómo ni de qué manera concibe esta modificación
113 GONZÁLEZ URIBE, Héctor, Teoría política, op. cit., p. 294
114 GONZÁLEZ URIBE, Héctor, Teoría política, op. cit., p. 332