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En el Congreso Constituyente de 1916-1917 se desarrollaron dos etapas ideológicas:
una de pensamiento liberal, con un proyecto de reformas asumido por Carranza; y otra con
influencia de las ideas sociales. Los trabajos del Constituyente se dieron en tensión entre estas
dos posturas como modos de entender la Constitución y como contenidos de los que partiría la
dominación política. 232
Del análisis de los debates de los artículos 3°, 5°, 27 y 123, se desprende que los
trabajos del Constituyente de 1916-1917 giraron en torno a “la disputa por el mantenimiento
(técnico) de ciertas categorías constitucionales comúnmente aceptadas, de un lado, y por las
reivindicaciones propias del movimiento que dio lugar a la revolución, del otro”. Aunque de lo
anterior pareciera que el debate del constituyente se trataba de posiciones teóricas, lo que había
en el fondo eran “dos concepciones diferentes del poder público: por un lado, aquélla que
limitaba a éste a una posición puramente negativa, de restricción en cuanto al ejercicio de sus
facultades y a su intervención respecto a los individuos. 233 Por el otro lado se consideraba que
el orden jurídico debía contener una serie de contenidos normativos que permitiera limitar
ciertas acciones de los individuos a fin de garantizarles a otros individuos determinadas
condiciones de vida.” La primera de las posiciones veía a la revolución sólo como un
movimiento político por el que se lograría la sustitución del grupo gobernante sin cambiar las
condiciones de dominación. La segunda corriente reivindicaba la revolución como un
movimiento político encaminado a lograr una nueva conformación de la clase gobernante junto
con la modificación de las condiciones de dominación, contexto de actuación de dicha clase
gobernante. 234
La posición que triunfó en el Congreso Constituyente “se representó y explicó a la
Constitución en términos fundamentalmente políticos” y significó también la plasmación del
ideal revolucionario de 1910. Esto fue así porque los constituyentes, como representantes de
partidos o facciones, tenían como labor intentar imponer una concepción determinada de país. 235
La Constitución tuvo un grado de eficacia considerable; desde su entrada en vigor el 1°
de mayo de 1917, un gran número de mexicanos comenzaron a regir su conducta con base en
232 COSSÍO, José Ramón, Dogmática Constitucional y Régimen Autoritario, México, Fontamara, 1998,
Biblioteca de Ética, Filosofía del Derecho y Política, núm. 71, p. 15
233 Carranza no pensaba incluir entre las garantías individuales o derechos fundamentales a los derechos
sociales. CÓRDOVA, Arnaldo, La formación del poder político en México, México, Era, 1972, pp. 19-23
234 COSSÍO, José Ramón, Dogmática Constitucional y Régimen Autoritario, op. cit., p. 25
235 COSSÍO, José Ramón, Dogmática Constitucional y Régimen Autoritario, op. cit., p. 31