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presentaron otros factores que de alguna u otra forma contribuyeron a las formaciones de
Estados-nación, tales como la movilidad interna que se originó con la revolución industrial y la
emigración de zonas rurales a urbanas haciendo crecer éstas últimas, el crecimiento también de
las clases medias, y la escolarización obligatoria, entre otros.
Con la Revolución Francesa y la Revolución Americana la ideología creciente burguesa
y liberal coincide con la idea del monismo jurídico: un Estado homogéneo debe tener un sistema
legal único y homogeneizador, por tanto, la ley debe ser la ley del Estado, uniforme para todas
las personas y debe ser administrada por un sólo aparato estatal de instituciones, así, otros tipos
de ordenamientos normativos “menores”, deben estar subordinados a la ley y las instituciones
del Estado.
Este tipo de Estado que se pretende unificado en cuanto a identidades, religión, lengua,
y cultura, también se identifica con la idea de sociedad civilizada y por tanto, las diferencias
deben evitarse a toda costa dentro de un mismo Estado-nación. Se antepone la homogeneidad.
Gran parte de la literatura en teoría política ha usado “un modelo idealizado de polis en la que
los conciudadanos comparten unos ancestros, un lenguaje y una cultura comunes. Aún cuando
los propios especialistas vivieron en imperios plurilingües que gobernaban numerosos grupos
étnicos y lingüísticos, escribieron a menudo como si las ciudades-Estado culturalmente
homogéneas de la antigua Grecia proporcionasen el modelo esencial o estándar de una
comunidad política.” 10
Ya no puede haber naciones diferentes del Estado. La “nación” se entiende entonces
como “el pueblo propio de un Estado” 11 . No se concibe a la nación separada del Estado. Este
“pueblo propio de un Estado” se entiende como un conjunto de ciudadanos despojados de sus
particularidades que convienen, según las teorías contractualistas, en expresar su voluntad
general. Todos los ciudadanos son iguales ante la ley establecida mediante esta voluntad
general. No se admiten distinciones. Señala Habermas que, en la concepción moderna, el
“Estado” es un concepto jurídico que concierne a un poder soberano tanto interna como
externamente en un territorio definido y que comprende a la totalidad de sus miembros. 12
10 KYMLICKA, W., Ciudadanía multicultural, trad. de Carme Castells Auleda, Barcelona, Paidós, 1996
p. 14
11 Esto es lo que Habermas llama Staatsvolk; ver HABERMAS, Jürgen. La inclusión del otro. Estudios de
teoría política, op. cit., p.83
12 HABERMAS, J. La inclusión del otro. Estudios de teoría política, trad. de Juan Carlos Velasco
Arroyo, Barcelona, Paidós, 1999, p. 83