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Calles se había ocupado más por que el partido oficial fuera un instrumento de su poder
personal que por que se consolidara como institución. Cárdenas modificó esta situación
creando poderes más equilibrados y controlables, como la Confederación Nacional Campesina
(CNC), la Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM), las cámaras nacionales de
empresarios con la reducción del poder personal. Así, el poder presidencial se despersonalizó y
la fortaleza del presidente se fincó en el poder de la institución presidencial. Se combinó el
poder del cargo, las facultades legales del presidente, con los poderes de hecho, y se sustituyó la
imposición autoritaria por la negociación. 271
El programa del “Estado revolucionario” de Cárdenas también fue considerado en
muchos casos como “anticlerical, agrarista y ‘socialista’”. 272 Por algunas razones que iremos
explicando, significaba también una “nueva y amenazadora máquina de dominación.” 273 En
principio, se presentaba como “una fuerza emancipadora y progresista”, y en muchos casos lo
era, pero en algunos otros representaba una imposición en la forma de ignorar “cuestiones
‘socioeconómicas,’ más profundamente arraigadas”. 274 Entre ellas se podían encontrar las
identidades culturales diferentes de los pueblos indígenas.
Gran parte de los intelectuales, que también fueron funcionarios gubernamentales,
además de haber presentado los postulados de “la identidad mexicana” se dedicaron a la
elaboración de los proyectos y programas a llevar a cabo para conseguirlo y aunque se
debatieron diversas posturas, la mayoría coincidió “en la necesidad de asimilar la población
indígena en la llamada cultura nacional.” 275
La visión sobre los indígenas que se venía gestando partía de dos aspectos: en primer
lugar, se reconocía que los indígenas se encontraban en situación de extrema pobreza y
marginación además de que eran sujetos a explotación y opresión; sin embargo se atribuía la
causa de estos padecimientos no al sistema imperante en el país, sino a las características
culturales de los indígenas y a sus sistemas de vida. 276 Los antropólogos de esta época, como
por ejemplo Gonzalo Aguirre Beltrán, influían enormemente en la ideología oficial con la idea
271 CÓRDOVA, Arnaldo, La formación del poder político en México, op. cit., pp. 54-55
272 Podrían citarse numerosos ejemplos; entre ellos el campesinado católico de Juanácuaro. KNIGHT,
Alan, “Armas y arcos en el paisaje revolucionario mexicano,” op. cit., p. 84
273 KNIGHT, Alan, “Armas y arcos en el paisaje revolucionario mexicano,” op. cit., p. 84
274 KNIGHT, Alan, “Armas y arcos en el paisaje revolucionario mexicano,” op. cit., p. 86
275 HERNÁNDEZ-DÍAZ, Jorge, Reclamos de la identidad: La formación de las organizaciones indígenas
en Oaxaca, op. cit., p. 21
276 STAVENHAGEN, Rodolfo, (coord.), Derecho indígena y Derechos Humanos en América Latina, op.
cit., pp. 105-106 y REGINO, Adelfo, “Los pueblos indígenas. Diversidad negada”, op. cit., s/n de p.