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Un cambio importante en las últimas décadas del siglo XIX y primera del XX fue la
transformación de la propiedad: según estimaciones, cuando México logró su independencia el
40 % de las tierras estaban en régimen comunal de los pueblos. Para 1911, fecha en que terminó
la dictadura de Porfirio Díaz, sólo el 5% de las tierras seguían en régimen comunal de los
pueblos. Esto querría decir que el 90% de las comunidades campesinas e indígenas perdieron
sus tierras. 203
También podemos destacar que durante este período la enorme diferencia
socioeconómica entre una “minoría dirigente y las mayorías campesinas” era coincidente con
las diferencias étnicas y racionales: “quienes dirigían y mandaban eran blancos, y quienes
obedecían y servían eran gente de color moreno”; es decir, indígena o con ascendencia indígena
o negra. Esta circunstancia le dio a los “conflictos sociales tonalidades raciales muy
acentuadas.” 204
Como hemos comentado, durante el siglo XIX se habló con proclividad de la guerra de
castas, pero lo cierto es que los levantamientos indígenas se originaron al defender sus
territorios tradicionalmente ocupados, al luchar por mantener la integridad de sus pueblos, o al
exigir el respeto por sus valores y derechos tradicionales. Según refiere Florescano, no se tienen
registros de que haya habido un movimiento de la magnitud de lo que se difundió como la
guerra de castas. Las batallas feroces que dieron los indígenas surgieron sólo cuando no
lograron el respeto de sus territorios, valores, tradiciones e integridad de sus pueblos, por otros
medios. 205
Las políticas intolerantes que no sólo desconocieron la existencia de las diferencias de
identidades indígenas, cultura y tradiciones, sino que las reprimieron, produjeron “el efecto
inverso al que perseguían los modernizadores porfiristas” pues provocaron un resurgimiento de
las demandas indígenas en numerosas regiones del país. Se dieron “rebeliones, sublevaciones,
movimientos religiosos, motines” con los que reclamaron “la devolución de sus tierras, respeto
a los derechos ancestrales, castigo a los crímenes del ladino, reconocimiento de las identidades
indígenas y comunitarias, protección legal para sus pueblos y lenguas, justicia [...]” 206
203 FLORESCANO, Enrique, Etnia, Estado y Nación. Ensayo sobre las identidades colectivas en México,
op. cit., pp. 433-434
204 FLORESCANO, Enrique, Etnia, Estado y Nación. Ensayo sobre las identidades colectivas en México,
op. cit., p. 422. Cabe comentar que esta relación entre el color y la posición social es patente aún hoy en
pleno siglo XXI
205 FLORESCANO, Enrique, Etnia, Estado y Nación. Ensayo sobre las identidades colectivas en México,
op. cit., pp. 422-423
206 FLORESCANO, Enrique, Etnia, Estado y Nación. Ensayo sobre las identidades colectivas en México,
op. cit., p. 443