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El problema que existe ahora es que al negar el pasado español los criollos niegan su
propio pasado pues tienen ascendencia hispana y la Nueva España no es sino parte de lo que ha
sido la misma España. Esta negación pone al criollo en el vacío; lo único que le queda es el
salto a un mundo nuevo que tendrá que construirse por sí mismo; por ello intenta ir más allá del
período colonial y busca en la época prehispánica, con la que ya nada tiene que ver, una
revaloración de sí mismo. 108
Esta búsqueda en el pasado prehispánico no es de valores pues el criollo no tiene nada
que ver con la cosmovisión prehispánica, y de hecho permanece fiel a los valores cristianos, así
como a las ideas políticas modernas. No hay una reiteración material de lo indígena sino una
coincidencia formal. 109
En esta búsqueda y creciente presencia del pasado prehispánico en la mente de los
insurgentes es que aparecen los nombres de “México” y “mexicanos” que antes no se usaban.
También se habla de nombrar el “restablecimiento” del imperio del Anáhuac, pero esta
reiteración es sólo simbólica pues no se procura prolongar instituciones políticas de la época
prehispánica. 110
Se adopta una concepción democrático-liberal con base en principios racionales: “El
Congreso de Chilpancingo propone como meta una república democrática representativa en que
los ciudadanos sean iguales ante la ley, que respete los derechos fundamentales del individuo,
que promueva la prosperidad y la ilustración y asegure la libertad económica y de expresión, en
cuyo seno puedan realizarse valores tales como: ilustración, igualdad, propiedad, seguridad
personal, facultad de autodeterminación, etcétera.” 111
Así, los primeros pasos en la construcción de su nueva sociedad será la promulgación de
una Constitución –la de Apatzingán—; la instauración de un Congreso –el de Chilpancingo—
formado por los nuevos “representantes” que ahora tendrían la autoridad que antes tenían los
caudillos populares. 112 La Constitución de Apatzingán contenía principios liberales como los
derechos a la igualdad, a la seguridad, a la propiedad y a la libertad. También incluía el régimen
representativo y la separación de tres poderes. Según Florescano, este anhelo republicano, de la
manera como lo entendían en ese entonces, se contraponía de alguna manera a la religiosidad
108 VILLORO, Luis, El proceso ideológico de la revolución de Independencia, op.cit., pp. 155-161
109 VILLORO, Luis, El proceso ideológico de la revolución de Independencia, op. cit., p. 163
110 VILLORO, Luis, El proceso ideológico de la revolución de Independencia, op. cit., pp. 170-172
111 VILLORO, Luis, El proceso ideológico de la revolución de Independencia, op. cit., 173-175
112 VILLORO, Luis, El proceso ideológico de la revolución de Independencia, op. cit., 175-176