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oposición de dominadores frente a dominados— pero nada se menciona la diversidad cultural.
Como mencionamos antes, algunas de las primeras críticas hechas por antropólogos
preocupados por el mundo indígena, tuvieron como sustento la perspectiva de clase.
La crítica desde la postura marxista puede observarse en diversas ocasiones en la obra
de De la Cueva. Por ejemplo, al analizar la idea del Estado en la modernidad expresa que “la
literatura política de aquellos siglos, [...], fue una literatura típicamente clasista: su gran
problema consistió en la justificación del poder de los reyes, de la nobleza y de la burguesía. Ni
Maquiavelo, ni Bodino, ni Hobbes, ni Bossuet, se formularon la pregunta acerca de las
condiciones de vida del pueblo, y en su turno, John Locke afirmó enfáticamente que los sintierra-y-sin-riqueza
nada tenían que defender, por lo que no debían participar en el gobierno de
la sociedad civil.” 122
De la Cueva opina también que “[l]a idea del Estado contemporáneo se forjó en el Siglo
de las Luces [...] consecuencia de una secuela maravillosa que salió de la diosa razón, cuyo más
genial representante en la tierra fue tal vez Voltaire, y de la idea del derecho natural, para llegar
al romanticismo democrático de Juan Jacobo Rousseau.” Destaca que “la Declaración de los
derechos naturales del hombre y del ciudadano, una declaración equivalente a la idea del
gobierno del pueblo, formado por hombres iguales, para la libertad de todos los seres
humanos, o expresado con otras palabras: la democracia de los ciudadanos devino la base sobre
la que se elevarían los derechos del hombre: la igualdad y la libertad.” 123
Pero más adelante critica de la idea del Estado contemporáneo surgida de la ilustración
que “[n]o obstante su grandeza, al considerar la filosofía de la Ilustración, se descubre, de una
manera general, pues fueron muchos los que vieron el abismo de injusticia al que se arrojaba a
los pueblos, [...],que fue el pensamiento de la burguesía para beneficio de ella y para explotar al
trabajo en forma más intensa a como lo hizo el sistema corporativo medieval.” 124
De la Cueva sugiere una visión realista del Estado: “El Estado no es un ente misterioso,
que exista en sí y por sí, con una finalidad propia y dotado con el poder de dictar e imponer el
[D]erecho, sino un fenómeno social consistente en el hecho de que algunos, o muchos, o todos –
si algún día la idea de la democracia se convierte en una realidad viva— dictan e imponen el
ordenamiento jurídico que regirá la conducta de los hombres.” 125 Alaba la posición de rechazar
122 DE LA CUEVA, Mario, La idea del Estado, op. cit., p. 82
123 DE LA CUEVA, Mario, La idea del Estado, op. cit., 1994
124 DE LA CUEVA, Mario, La idea del Estado, op. cit., 1994
125 DE LA CUEVA, Mario, La idea del Estado, op. cit., p. 397