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561<br />

De la relación yaqui con los gobiernos estat<strong>al</strong> y feder<strong>al</strong>, podemos decir que en 1943 el<br />

candidato a gobernador del estado de Sonora visitó la Tribu y habló con los gobernadores.<br />

Después, los gobernadores yaquis expresaron que tomarían parte en la política de este estado y<br />

que opinaban que se podía contar con el candidato para resolver los problemas yaquis. A partir<br />

de ahí los candidatos políticos empezaron a esforzarse en tener los votos yaquis en cada<br />

elección. Una vez inaugurada la relación yaquis-gobierno del estado de Sonora, ésta fue<br />

creciendo. 547<br />

Según Figueroa, “[e]n las condiciones en que los yaquis se encontraban después de<br />

1940, ya no podían depender únicamente de su capacidad organizativa interna,” pues<br />

“necesitaban de la ayuda del estado no solamente para solventar sus actividades económicas,<br />

sino para proteger y asegurar lo que habían sido sus demandas tradicion<strong>al</strong>es.” Además, ya se<br />

había abierto el camino de la negociación con los presidentes de un país que estaba<br />

concentrando cada vez más su poder. 548<br />

El gobierno feder<strong>al</strong> siguió reconociendo a los Ocho Pueblos, aunque, en opinión de<br />

Spicer, “estaba claro que, <strong>al</strong> igu<strong>al</strong> que el gobierno del estado, hubiera preferido reemplazarlos<br />

por unidades modeladas según los lineamientos de los municipios mexicanos.” En 1958, entre<br />

el presidente Ruiz Cortines, el gobierno del estado de Sonora y las oficinas gubernament<strong>al</strong>es<br />

que funcionaban en territorio yaqui organizaron un plebiscito en el que se pidió a los yaquis que<br />

votaran acerca de si querían permanecer funcionando con sus gobiernos tradicion<strong>al</strong>es o querían<br />

cambiar <strong>al</strong> gobierno municip<strong>al</strong>. En cinco de los ocho pueblos una amplia mayoría votó por la<br />

permanencia de gobiernos tradicion<strong>al</strong>es; en los otros tres –donde se encontraban la mayoría de<br />

“militaristas”, se votó por abandonar la forma tradicion<strong>al</strong>. En 1966 se volvió a hacer un<br />

plebiscito muy similar y en este último la aceptación del gobierno tradicion<strong>al</strong> aumentó: se votó<br />

siete pueblos contra uno. 549<br />

Entre los yaquis existe –quizás desde mediados del siglo XVIII— la tradición de tratar<br />

directamente con la suprema autoridad –española en su tiempo, mexicana después— y en 1958<br />

547 SPICER, Edward H., Los Yaquis. Historia de una cultura, op. cit., pp. 345-346<br />

548 FIGUEROA, Alejandro, “Los que hablan fuerte. Desarrollo de la sociedad yaqui”, op. cit., pp. 144-<br />

145<br />

549 SPICER, Edward H., Los Yaquis. Historia de una cultura, traducción de Stella Mastrangelo, op. cit., p.<br />

346; FIGUEROA, Alejandro, “Los que hablan fuerte. Desarrollo de la sociedad yaqui”, op. cit., p. 143.<br />

También se tenía el propósito de dirimir problemas internos de la Tribu (entre civilistas y militaristas).<br />

Así, con el nombramiento de una autoridad reconocida por todos se podría dar el reparto de nuevas tierras<br />

y a la vez instrumentar los programas de gobierno en territorio yaqui.

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