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Sobre todo, al indígena se le ve como un ser inferior, incapaz de regirse por sí mismo
del todo y erróneo –si no es que ilegal— en su actuar cada vez que éste es diferente de la
normalidad impuesta por el Estado y la cultura dominante.
En esta visión discriminatoria, los elementos indígenas que son tomados en cuenta son
aquellos externos que carecen de relevancia jurídico-política: “En las regiones indias se les
puede reconocer por signos externos: las ropas que usan, el ‘dialecto’ que hablan, la forma de
sus chozas, sus fiestas y costumbres” expresa Bonfil; sin embargo, todavía hay importantes
grupos de mexicanos que desconocemos en gran parte a este sector de la población mexicana,
que no somos capaces de responder preguntas tan básicas como ¿quiénes son¿cuántos y cómo
son Así, “la cuestión está en que el rechazo a lo indio nos cierra la posibilidad de entender
formas diferentes de vida,” pues “se reconoce al indio a través del prejuicio fácil: el indio flojo,
primitivo, ignorante, si acaso pintoresco, pero siempre el lastre que nos impide ser el país que
debíamos ser,” y se procura que éste se convenza de su propia inferioridad. 167
Habíamos dicho ya que a finales del siglo pasado se veía a los indígenas como “pobres,
pequeños y desorganizados productores” y que el gobierno se justificaba así para seguir
manteniendo el control sobre los pueblos” y que con este fundamento el gobierno, entonces a
través del INI procuraba organizar a los indígenas y se enfocaba en la capacitación de los
mismos. Este tipo de visión sobre los indígenas se dio también durante el sexenio presidencial
de Ernesto Zedillo, último de los presidentes priístas en un período de más de 70 años 168 y
continúa hoy con el gobierno panista a través de la CDI.
Aún hoy a su medicina tradicional se le llama brujería y a sus sistemas jurídicos se les
llama “usos y costumbres”. Para Magdalena Gómez “desde el racismo de la ideología
hegemónica, los rasgos centrales de las diversas culturas de los también diversos pueblos
167 BONFIL, Guillermo, México profundo. Una civilización negada, op. cit., pp. 48-49. Por ejemplo, El
diputado del PAN Raúl Chavarría Salas, presidente de la Subcomisión de Medicina y Bioética de la
Cámara de Diputados expresó en un encuentro internacional sobre nutrición médica realizado en octubre
de 2004, que la situación de pobreza indígena refleja su falta de “cultura para proveerse de los elementos
necesarios para comer y porque no se acercan a los programas federales”. También dijo que la
desigualdad en México ya no llega “a grados tan extremos como ocurría en años pasados” y que ya “no
hay indígenas pobres en México,” pero que “hay indígenas que no se acercan a los programas, que no les
llegan, ya sea por líderes corruptos que no bajan esos programas como debe ser o porque les cobran
cuotas" (MUÑOZ, Alma E., “En México, ni pobreza extrema ni muertes por hambre, asegura diputado
panista”, Periódico La Jornada, México, Sección Sociedad y Justicia, sábado 16 de octubre de 2004).
Días más tarde, el mismo diputado comentó que “la pobreza extrema en la que viven los indígenas del
país descenderá cuando éstos se ‘pongan las pilas’”, y que es por “falta de cultura” que “las etnias carecen
de acceso a los programas federales en materia social” (CHAVEZ, Mariana, “Los indígenas deben
ponerse las pilas para dejar la pobreza”, Periódico La Jornada, México, martes 19 de octubre de 2004).
168 HERNÁNDEZ-DÍAZ, Jorge, Reclamos de la identidad: La formación de las organizaciones indígenas
en Oaxaca, México, Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Miguel Ángel Porrúa, 2001, p. 37