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valorativa de esa realidad que apunte, por lo menos, su dimensión axiológica.” 104 En este punto
coincidimos con el autor y creemos que esta consideración, precisamente, debiera llevar al
reconocimiento de la multiculturalidad en el seno de un Estado, cosa que, como más adelante
veremos, hace nuestro autor pero mostrando una actitud, si no asimilacionista como la de
Porrúa, sí de tipo integracionista.
Al referirse al tema de la estructura y función del Estado, González Uribe expresa que
“el Estado tiene una función específica y propia –ya se le considere bajo el ángulo
propiamente estatal, ya bajo el estrictamente político— que le da una realidad
inconfundible en medio de las demás formas de vida social. Se trata, ante todo, de una
realidad unitaria y organizada. En medio de la multiplicidad de relaciones sociales, el
Estado conserva una unidad real de decisión y acción, sin que esto implique que esa
realidad sea física o biológica, como pretendió la concepción orgánico-universalista.
No es tampoco una unidad ficticia o arbitrara, sino una unidad dinámica de orden, que
se integra por la cooperación social de los hombres que persiguen un fin común, y que
están ligados entre sí por vínculos de solidaridad geográfica, étnica, lingüística,
religiosa, cultural, y económica.
El Estado es una unidad organizada. Esto quiere decir que en todas sus
acciones se refleja el obrar consciente y libre de hombres que buscan una meta común
y para ello obedecen a un principio ordenador y que ponen a su servicio ciertas
estructuras –órganos— y ciertas técnicas que dan eficiencia a las decisiones
tomadas.” 105
Más adelante expresa:
“Por otra parte, sin dejar de reconocer que el Estado es una mera unidad real
de acción y no de opiniones o voluntades subjetivas, hay que asentar claramente que
debe mantener y dar vigor, de una manera permanente, a una comunidad de voluntad y
de valores, pero no directamente y por sí mismo, sino a través de la influencia que
ejerce en la enseñanza y en la formación de la opinión pública.” 106
Podemos ver en las apreciaciones anteriores que el fenómeno de la multiculturalidad se
encuentra ausente y ni siquiera se menciona.
104 GONZÁLEZ URIBE, Héctor, Teoría política, op. cit., p. 153
105 GONZÁLEZ URIBE, Héctor, Teoría política, op. cit., pp. 288-289
106 GONZÁLEZ URIBE, Héctor, Teoría política, op. cit., p. 289