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La práctica de la atención plena

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sonoro ocasionalmente puntuado por <strong>la</strong> agitación que<br />

los entrecortados soplos <strong>de</strong> aire arrancan <strong>de</strong> <strong>la</strong>s hojas <strong>de</strong>l<br />

gigantesco arce noruego que hay <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> mi casa y el<br />

suspiro <strong>de</strong> <strong>la</strong>s ramas <strong>de</strong> los abetos que hay frente a mí, al<br />

que ahora se agrega el murmullo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s conversaciones<br />

<strong>de</strong> quienes pasean a sus perros por el sen<strong>de</strong>ro sin asfaltar<br />

que discurre bajo los abetos. A todo ello se suman ahora<br />

el breve y distintivo chillido <strong>de</strong> una sirena, el golpe <strong>de</strong><br />

un pesado fardo que un camión acaba <strong>de</strong> <strong>de</strong>scargar en <strong>la</strong><br />

granja que hay bajo <strong>la</strong> colina y el intermitente pitido <strong>de</strong><br />

un vehículo especial dando marcha atrás. Este paisaje<br />

sonoro está siempre presente, siempre es el mismo y<br />

siempre es diferente mientras discurren los minutos y <strong>la</strong>s<br />

horas, pero en todo momento se escucha el trino y algún<br />

que otro canto ocasional <strong>de</strong> los pájaros.<br />

Renuncio a pensar en el origen <strong>de</strong> todos esos sonidos y<br />

me entrego al sonido, me abandono a <strong>la</strong> escucha, me<br />

sumerjo en el sonido puro y en el silencio que separa los<br />

distintos estratos sonoros. Ahora que ha <strong>de</strong>saparecido<br />

toda i<strong>de</strong>nticación, son simplemente lo que son. Y no es<br />

preciso, para escuchar, realizar esfuerzo alguno. Basta<br />

con permanecer sentado instante tras instante, aceptando<br />

todo lo que emerge en nuestro horizonte sonoro.<br />

Tampoco es necesario invitar a los sonidos porque, por<br />

más que nuestra mente se halle en otra parte (como, por<br />

ejemplo, pensando en su origen, eligiendo unos sonidos<br />

y <strong>de</strong>jando a un <strong>la</strong>do otros y esbozando opiniones al<br />

respecto) y no nos <strong>de</strong>mos cuenta, nuestro paisaje sonoro

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