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La práctica de la atención plena

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El mal no consiste, pues, en <strong>la</strong> falta <strong>de</strong> conciencia <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

interconexión, aunque sus consecuencias puedan ser<br />

monstruosas y <strong>de</strong>ban ser reconocidas y contenidas apenas<br />

aparezcan. Esta inconsciencia pone <strong>de</strong> relieve una gran<br />

ignorancia, <strong>de</strong>sacuerdo y <strong>de</strong>sconexión <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

re<strong>la</strong>cionalidad consustancial a <strong>la</strong> vida humana. Esa<br />

ignorancia -o <strong>de</strong>scuido, como preramos l<strong>la</strong>mar<strong>la</strong>-pue<strong>de</strong><br />

asumir el rostro <strong>de</strong>l mal y llevarnos a proyectarlo sobre<br />

los <strong>de</strong>más, cuando lo cierto es que ellos también<br />

pa<strong>de</strong>cen <strong>la</strong> misma enfermedad <strong>de</strong> <strong>la</strong> ignorancia, <strong>la</strong><br />

<strong>de</strong>sconsi<strong>de</strong>ración, <strong>la</strong> corrupción y el olvido <strong>de</strong> lo más<br />

esencial y jamás han <strong>de</strong>gustado <strong>la</strong> bondad <strong>de</strong> <strong>la</strong> conexión<br />

o <strong>la</strong> han relegado, como nosotros, en aras <strong>de</strong> un yo<br />

construido, limitado y estrecho y <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>seos. Por ello,<br />

apenas asoma, nos vemos obligados a nombrarlo y hacer<br />

lo que esté en nuestras manos para <strong>de</strong>sactivarlo, como si<br />

se tratase <strong>de</strong> un virus que, dada nuestra vulnerabilidad,<br />

pudiera infectarnos con facilidad.<br />

Son muchos los ejemplos que <strong>la</strong> historia nos<br />

proporciona que ilustran nuestra connivencia con<br />

aquellos a los que acabamos calicando como<br />

“malvados”. ¿Cuántas veces ha mirado nuestra nación<br />

hacia otro <strong>la</strong>do cuando los déspotas servían a nuestros<br />

intereses económicos o políticos o cuando <strong>de</strong>sataban<br />

auténticas carnicerías sobre multitu<strong>de</strong>s inocentes en<br />

países en los que no teníamos el menor interés<br />

geopolítico? ¿Cuántos dictadores brutales y asesinos<br />

hemos tolerado y hasta apoyado cuando nuestros lí<strong>de</strong>res

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