Bajar documento - La nueva concepción de la historia

conjunto, ni la nación ni todas las sociedades que coexistan en un momento dado, son
propietarias de la tierra”; en esa forma humana ya no habrá propiedad privada de la tierra: los
individuos “sólo son sus poseedores, sus usufructuarios, y deberán dejarla mejorada, como
boni patres familias, a las generaciones venideras” (Debates: La cuestión ambiental en Marx;
fotocopiado; El Capital, tomo III).
La ciencia positiva, no obstante, ha tenido éxito (más allá de las palabras) en dar
cuenta teórico-práctica de la realidad natural; la ciencia proletaria (el marxismo) lo ha hecho
con la realidad social. No hay duda que el proceder positivo de la mente frente a la realidad
demuestra ser exclusivo y poderoso: representación objetiva y en perspectiva del mundo, y
conversión de la idea en instrumentos que elevan verticalmente las formas en que se asienta y
desarrolla la vida material y espiritual del ser humano. Máquina, electrónica, automatización,
informática, biotecnología, biónica, robótica, inteligencia artificial, ingeniería genética,
nanotecnología, tecnología espacial, marítima,… Todas esferas en las que la inteligencia ha
dejado ver sus poderes, la verdadera creatividad acumulativa del trabajo social. Para
Nietzsche, para Foucault et al, la visión iluminista de la historia, rectilínea origen-meta,
renacentista, ilustrada, enciclopédica, aparece como una impostura de la modernidad, defecto
que se proponen superarlo a través de la instauración de un nivel (¿?) superior de
“racionalidad”: ruptura de la tradición racionalista, del pensar sistemático, la que asume la
“historia” como una decisión entre un abanico de posibles. Este es el voluntarismo más
revoltoso, contrapunteador subjetivista “sin causa” y arbitrario, inmaduro; es una forma de
irracionalismo, que se plantea para poner la realidad en la boca falsa del abstraccionismo (es
una forma específica de la “teoría de la praxis”: considera que los hechos son sólo producto
de la lucha entre poderes; se ha hecho desaparecer totalmente a la “dialéctica objetiva”, al
recorrido de las “fuerzas productivas”, a la base en la que se asienta la actividad del ser
humano: la regularidad real). Gente ésta, que vivió la coyuntura que impugna y que se ha
valido de la “logística”, legado de la ilustración, para suponer que hacen bien, que han
superado fórmulas comprensivas simplemente lógicas, que concluye que la visión racionalista
ilustrada es sólo un capricho, una forma de percepción, y no la única y más sensata, que se
corresponde con la realidad, que está definida, dirigida y que es coherente con ese carácter. A
eso lleva la simple novelería, el buscar poner distancias, diferenciarse, aparecer como
innovador, exclusivo; el no considerar la necesidad de reproducir seriamente la realidad en la
conciencia, sino que impone seudo conceptos a los hechos: complejidad, rizoma,
procedencia/emergencia,… 1545 . Según este enfoque, el ser humano no puede planificar,
incidir sobre el futuro: vuelve a ser un animal en el presente, que no sabe por dónde ir frente a
varias rutas.
Individualismo, nihilismo, anarquismo (Foucault: el incorregible “inincasillable”,
“transgresor de todo orden”). Ahora bien, cada nueva generación viene a actuar sobre
condiciones dadas: hereda dichas circunstancias, se monta sobre el nivel situado del progreso
de las fuerzas productivas y sobre ellas se incorpora con su aporte modificatorio –en lenguaje
sencillo-: cuantitativo/cualitativo. Precisamente dicho nexo, en el que se expresa la praxis
productora de momentos de continuidad/discontinuidad, es quién crea la determinación real,
objetiva de la historia (por eso es que hay historia: C. Marx, Carta a Pannekoek). Si el ser
humano no puede presentarse como simple marioneta de la estructura real, tampoco puede
asumir libremente una opción entre tantas supuestamente abiertas referente a su futuro. El ser
humano adquiere conciencia sobre la tendencia histórica y el ejercicio de su libertad (“libertad
condicionada”) es incidir definiendo los trazos, llenando de contenido el bosquejo objetivo
1545
También en el discurso llegó la moda (el folclor): términos diferentes para nominar las mismas situaciones,
nada más que ahora la exposición está construida de modo desalineado, posmoderno. El ejemplo está en las
antiparras; éstas eran diseñadas en coherencia con las líneas del rostro, los espejuelos eran amplios para
cumplir su función: protegerse del sol para aquellos que tenían los ojos “zarcos” y/o superar límites en la
visión, y los brazos tenían un diseño tan delgado con el fin de mimetizarse con el rostro, de manera de parecer
lo más natural: se utilizaba el concepto de la construcción arquitectónico de “no desentonar con el entorno”.
Hoy ocurre todo lo contrario: los lentes guardan relación asimétrica con los rasgos el rostro, el tamaño de los
espejuelos es diminuto y alargado, con lo cual se perjudica la visión panorámica, los brazos son de ancho
exagerado y de colores subidos (semejan esas anteojeras que se ponían a los caballos para que no se
distraigan). En el pensar, la forma indeterminada, fractal, se impone, lo que no representa avance alguno
puesto que el contenido es la recuperación empobrecida de su antecedente. En realidad, sólo en ciencias
naturales y en el campo de la tecnología se crean verdaderas nuevas categorías, las que desarrollan el lenguaje
a tono con las nuevas nociones objetivas que reflejan los nuevos aspectos del mundo que se ha conocido (o
creado).
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