Bajar documento - La nueva concepción de la historia

impacto sociopolítico de la larga reclusión de Mandela. Fue la acción de la ANC, del Partido
Comunista y de otros movimientos de izquierda sudafricanos, que se aprestaban a iniciar la
“lucha armada”, el factor que persuadió al poder racista de Pretoria a ceder, optando por
aceptar la presencia de posturas políticamente centristas en la administración del Estado, que
dejen intocada la situación social, tal como los voceros y el propio poder (Peter Botha)
públicamente lo declararan 1523 .
En efecto, mientras que los movimientos ciudadanos de negros, buscaba suprimir el
apartheid, los comunistas propendían alcanzar algo mucho más básico, que incluía la
conquista de tal aspiración: el cambio de sistema. Ahora bien –para ser justos-, en el episodio
de principio a fin (y algo que las voces interesadas, que han dado a conocer el hecho al
mundo, no lo reconocen), se vio la impronta del pensamiento, mano y acción del frente de
izquierda: de su activismo revolucionario, combativo, del mismo modo como en la India
(suceso cuyo éxito relativo –la liberación del yugo inglés- también es mañosamente
emparentado con la sola conducta de Gandhi), en el que se aladea toda injerencia de posturas
de izquierda, populares y de otro signo. El capitalismo inglés cedió en dicha zona, mas no
porque la estrategia de Gandhi haya sido efectiva, sino por cuanto dicho imperio en
decadencia comprendió, que se encontraba frente a la oportunidad de empezar a reproducirse
según otras condiciones. Los procesos de Sudáfrica y de India, vistos a la luz de la perspectiva
histórica, fueron reaccionarios, en la medida en que constituyeron la salida menos escabrosa
para el poder de ese entonces (quizá sea esta reflexión la que llevara a Marx a exponer un
criterio muy modesto sobre Bolívar) 1524 .
Ampliándose geográficamente la reflexión. Los indígenas suramericanos, que
participaron en las batallas de la independencia en el siglo XVIII, debieron haberlo hecho con
el sentimiento de superar la explotación y de alcanzar el status de simbólico de igualdad
frente al español, al portugués y al francés. Sin embargo, la independencia significó la
utilización de la lucha del “criollo”, que ocupó el lugar del colonizador luso-hispano, pues, el
indio siguió “esclavo”. En sectores negros pequeñoburgueses surafricanos, “Mandela es
amado” (sic); Mandela, en efecto, permeó la realización de un paso decisivo para un
segmento de inteligencia encerrado en un cascarón negro, en el interior del escenario
capitalista (fue un cambio cosmético para solaz de la “negritud”; a este fenómeno en Quito, en
Ecuador, la creatividad popular –dixit Agustín Cueva D.- lo caracterizó con la lapidaria frase:
“Ultimo día de despotismo y primero de los mismo”; en realidad, para el oprimido: ¡nada
cambió”; en Africa: con la lucha de Mandela específicamente, los negros alcanzaron status de
igualdad, Mandela llegó a la Presidencia y los negros pasaron a desempeñarse libremente en
el mercado). Los negros dieron un paso formal adelante con Mandel, de manera que, como se
valora con su justo racero la llamada independencia Americana, de análoga forma no se
magnifica el rol de Mandela o Gandhi.
Desde tiempos inmemoriales, la estructura y la voluntad dominadora, acceden a
permitir cambios que contenten la conciencia inquieta, siempre en el interior de las fronteras
del orden; caso contrario, la estructura escupirá el elemento desestabilizador, mientras que el
poder se aventura a reprimir el cambio, si no puede integrarlo en el modelo reproductor. En
los episodios citados en párrafos precedentes, hay una correspondiente sinergia entre la
tolerancia y el carácter de la aspiración; la humanidad se mueve de forma regular: cada
cambio y su magnitud tiene sus propias condiciones. Política de similar orden puede reposar
en la carpeta de los poderes económicos mundiales (la Trilateral): repotenciar a la sociedad
hemisférica, pues, a más de la rehabilitación previa de los mercados de Rusia, China, India,
Brasil para las multinacionales, vestigios de mercado quedan en Africa: recuperación de la
1523
En Sudáfrica “ganó la democracia”, o sea, el capitalismo reformista; al fin y al cabo, luego de tan largo
encierro, Mandela ganó la Presidencia; y, en la presidencia: “se hace bien el amor” (Sarkozy, Clinton,
Berlusconi, Bucaram, Menen,…). Es lindo ser presidente, aún en su condición de testaferro; la presidencia es la
más digna, lustrosa forma de ser marioneta (es obvio, hay sus excepciones: Castro, Chávez, Morales, Correa,
Ortega, Lugo,…): se tiene buen estipendio, vivienda, guardaespaldas, vehículo blindado con chofer, avión,
menú, posibilidad de discursear, aplausos, cámaras, admiradoras; se hace poco esfuerzo, el cual es
sobrevalorado, pues, tras bastidores se elaboran y toman las decisiones, se está asistido por el automatismo de
la funcionalidad institucional del sistema constitucional y jurídico y del mercado: la realidad, se va sola: no se
requiere genio sino ser juiciosito; yo: “¡ pagaría para ser presidente!”.
1524
Un día Carlos Marx será rescatado como lo que en verdad es en el seno de la especie toda: como el hijo
predilecto de la entera humanidad: será su real patrimonio (ante el sector proletario mundial y su
vanguardia, ya lo está), entonces los “arios” tendrán realmente de que ufanarse.
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