Bajar documento - La nueva concepción de la historia

Shaikh, topa de pasada el hecho con la frase “incorporación de la naturaleza al circuito de
reproducción del capital” (Valor, acumulación y crisis. Ensayos de economía política); y, 2)
René Báez (economista ecuatoriano, especializado en Teorías del Desarrollo), al respecto
dice: En el ámbito epistemológico y con independencia de algunos geniales análisis del
propio Marx en el sentido de destacar el rol de la naturaleza en la generación de valor de
uso, parece indispensable establecer que, bajo la influencia positivista de reconocer lo
cuantificable, la teoría marxista terminará por excluir a la naturaleza como fuente de
valor de cambio, lo cual la torna en esta medida insuficiente para explicar la actual
crisis de la modernización de los países desarrollados o subdesarrollados (Báez, René.
Crítica al Paradigma del Progreso; en Revista DESARROLLO; Una publicación de
Colombia para América Latina; Nro. 105, septiembre de 1998).
Sin que necesariamente se esté de acuerdo con la objeción, que hace René Báez sobre
la posición teórico-metodológica imputada a Marx (puesto que Marx, no se cree que no se
haya percatado de los límites políticos del paradigma cognoscitivo positivista), el problema
teórico candente para el marxismo actual: el de los bienes (naturales), que tienen poco trabajo,
pero que sin embargo se tranzan en el mercado y muchas veces a precios exorbitantes
(camarones, productos de la pesca, extracción de madera de bosques primarios,…), se
sospecha que aún no ha sido tratado, no obstante de que en la corriente de la “Economía
Ambiental” se topa el tema. En primer lugar, lo que hace un animal (por ejemplo, una leona
cuando caza) para proveerse del sustento, no es trabajo, sino tan sólo operaciones, cadenas de
movimientos controlados por la necesidad inconsciente y por el instinto; en segundo, ningún
elemento de la naturaleza, que de modo silvestre está penetrado de la propiedad de servir de
satisfactor (aunque ha sido “producido” por sí mismo en la naturaleza) sabe cuándo está
maduro, quién y en qué momento lo necesita (una manzana, verbi gracia), procede a
cosecharse, se transporta a sí misma y se instala en la frutera en la mesa del comedor, en un
hogar; y, en tercero, el ser humano debe trabajar (en sentido general de la categoría), para
producir y reproducir su propia existencia material, caso contrario volvería a ser un animal,
por lo que ha producido el artefacto –pero mediante el trabajo- que debe ser su proveedor a
futuro: el robot. Ahora bien, sobre el "trabajo" de los animales: “el” de los bueyes, “el” de las
abejas, etc.; en este caso, el buey que coadyuva en hacer surcos en la tierra, su operación no es
más que la acción de una especie de máquina, puesto que aporta con la fuerza, y el cual recibe
como retribución el cuidado del dueño, como se hace con una automóvil, que se lo usa como
taxi. En ambos casos, abejas (un grado mayor de "automatización" -natural) y bueyes, son
"máquinas", y la inversión que sobre ellas se hace, deben ser asumidos como costos:
amortización, intereses, depreciación, mantenimiento.
Si los productos de generación espontánea natural (elementos naturales, sobre los
cuales se descubre que pueden tener un papel en las nuevas condiciones de reproducción
social) son destinados directa e inmediatamente al autoconsumo habiendo reclamado, para el
efecto, de un pequeña porción de trabajo, dígase: en la recolección, no son bienes
económicos; si, por el contrario, aun receptando una exigua cantidad de trabajo (recolección,
clasificación, embalaje, transporte, almacenamiento y el proceso de venta) y son dedicados al
cambio, se trata de bienes económicos (se insiste: a no ser que la manzana ella misma se
coseche y por propia cuenta se ofrezca al consumidor; por tanto, no es una problema de sesgo
positivista en la comprensión, sino una postura clara, esencial, sobre la teoría de la producción
de valores, solamente a través del trabajo humano). En consecuencia, sea para el consumo, en
el marco de la reproducción simple (trueque mediado por el dinero) o para la venta en el
presupuesto de la utilidad, de por medio está el trabajo (su productividad o la cantidad en el
que éste se requiere), el cual, en unos casos es productivo (y este es el caso a considerar:
cuando el trabajo se liga al capital: el obrero que trabaja para el propietario de bosques
primarios, por ejemplo) y en otros: no. Marx hace un recorte histórico preciso y manifiesta
que las categorías concretas refieren a ese momento, en el sentido en que las mismas permiten
comprender la especificidad de esa estructura; además, le interesa encontrar el mecanismo de
la explotación (sólo al ser humano, por supuesto; dado que la sobreextración de “valores de
uso” de la naturaleza se inscribe en la relación pura entre ser humano y naturaleza, a manera
del nexo entre los animales y aquella –de hecho, los animales arrasan con la fuente de su
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