Bajar documento - La nueva concepción de la historia

concreción del “gran salto” (humanidad sin trabajo, existiendo en relaciones comunitarias) en
el sentido arriba expuesto y en el marco de la resolución de las tres últimas contradicciones
asociadas a sus crisis respectivas; esa la razón fundamental detrás de la anunciada mini
“Perestroika” cubana como del “agotamiento del modelo de control político dejado por los
poderes franco-británicos, luego del proceso de descolonización que siguiera al fin de la
Segunda Guerra Mundial…”, en la Zona Arabe. Las decisiones van más allá de la voluntad.
Miterran, Bachelet, Lula, Zapatero, Correa, Castro y próximamente Humala, han debido y
deben actuar como keynesianos (bastardos –dixit Joan Robinson), pues, las “… clases tienen
todavía una misión que cumplir…” 423 . La posición política ultraconservadora de ortodoxias
como el caso inglés, el yanqui, el israelí o el colombiano, se acoge a la presión de la historia,
de desplazarse hacia el centro, incluso apelando al pretexto de la necesidad de implementar
políticas contracíclicas, de financiar políticas redistributivas, con recursos obtenidos a través
de la aplicación de medidas impositivas a los grandes capitales (es la intervención modulante
de la historia, de la población afectada). Es posible que se vea a Europa como el lunar:
desactivación del Estado de Bienestar, efecto del contexto actual de la crisis; ésta, en verdad,
es una excepción de muy corta duración, que traerá aparejada conflictos de grandes
proporciones (Movimiento de los Indignados, “contacto y contagio de la Primavera Arabe”
–sic-: Túnez, Egipto, Siria, “Libia”; Chile: el flujo histórico sigue a través de la
intelectualidad juvenil universitaria –es la izquierda moderada, ciudadana-, su lucha es la
continuación de la avanzada proletaria de antaño 424 ), previo al retorno al camino del centro.
En verdad, la humanidad se ha homogenizado en sentido capitalista; se ha visto a merced de
la vigencia alternativa de los modelos neoclásico y keynesiano en su conducción; en la
coyuntura, en cambio, el legado proletario más conspicuo, induce una sola vía de
desplazamiento para el género: mercado regulado con énfasis social.
Merece resaltarse la rebeldía del gran pueblo norafricano llevado adelante en el
transcurso del 2011 (la “Primavera Arabe”, según expresiones cochinas del poder cobarde
genocida mundial: EU, Inglaterra, Francia, Israel). La chispa se prendió en Túnez; esta
protesta popular heroica del gran pueblo tunecino: 29 días de insurgencia, acabó de golpe con
el sistema corrupto proyanquí aparapetado en el manejo del Estado (provocó la elaboración de
una nueva Constitución, en la que se recogieron los Derechos del pueblo y se reivindicó a la
Mujer, siguiendo la perspectiva de Venezuela, Ecuador y Bolivia), y se desplazó a Egipto, a
Jordania y a Bahréin. En Túnez, el intervencionismo yanqui se puso de lado del poder local
corrupto, y pretendió reerumbar y aprovecharse la y de la rebeldía popular, en su orden; en
Egipto, Jordania y Bahréin actuó de modo similar. Los casos de Libia y Siria, fueron
diametralmente diferentes. En efecto, Libia tenía, cuando Gadhafi, los mejores sistemas
africanos de medicina, de educación y de desarrollo humano (toda nueva pareja matrimonial
recibía una vivienda); Libia: un país de 6 millones de habitantes daba trabajo a 6 millones de
emigrantes de Africa y Asia, lo cual, multiplicado por 10 miembros de la composición de una
familia tipo, hace que Libia aportara para sostener a 60 millones de personas; luego, en Libia
no hubo ni la más leve sombra de descontento ante su realidad y frente a su líder: el coronel
Ecuador (dixit A. Borón; Mesa redonda: Cuba, TeleSUR, febrero del 2012). Es el típico proceso de
occidentalización: adopción del “sistema democrático”, el modelo económico fiscalista redistributivo y la
tolerancia religiosa; no obstante, también es la base subjetiva que permite la unión de los pueblos como lo habían
planteado Fidel, el Che “y los grandes líderes del ´Tercer Mundo´” en otros momentos: la Tricontinental
(América Latina, parte de Asia, Noráfrica).
423
Trotsky, León. Historia de la Revolución Rusa; tomo I, p 127.
424
En efecto, todos los movimientos político-sociales contemporáneos: esta dinamia humana muy movida,
decidida (Indignados, Ocupa Wall Street, incluso los derivados secundarios y muchas veces anodinos: mujeres,
étnicos, derechos humanos, territoriales, culturalistas, ecologistas, homosexuales), tienen, es obvio, su base
objetiva determinante inmediata de sustento: dificultades en la reproducción material de la vida y la crisis, pero,
sobre todo, al antecedente de la lucha proletaria, a la revolución de Octubre y al “socialismo en un solo país”
(este proceso de la historia creó una doctrina; diseñó un programa estratégico con propósitos realistas y sustento
objetivo; se midió en la práctica con el poder del capital mundial y salió vencedor instaurándose como casuística
con proyección general; y, se probó en la producción de eventos históricos-sociales de estructuración de un
nuevo sistema). En verdad, así como el socialismo es el heredero de las perspectivas, diseños y luchas que le
precedieron: de toda la historia de las luchas que le cualificaron (humanismo cristiano, revoluciones liberales,
socialismo utópico), todo el proceso de reacción política popular mundial de hoy, tienen a las luchas socialista y
comunista como presupuesto; la diferencia entre la conexión entre las batallas preproletarias y las posproletarias
reside en que mientras las primeras tratan con los eventos estructurantes de la especie en sentido sociológico, el
socialismo, en cambio, encarna y trata con la ruptura más esencial de la humanidad: la conformación del género
como sujeto de la idea.
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