Bajar documento - La nueva concepción de la historia

ocurridas en el transcurso del Siglo XX. Por tanto, el problema que envuelve a la humanidad
toda en la coyuntura, no se libra de una de las razones clásicas de la crisis: la dificultad no
deriva de la deficiencia, sino de la abundancia: déficit de capacidad adquisitiva para acceder a
los potajes, que el sistema ha puesto en vitrina: realizada la variable “caducidad”, dichas
delicias deben ir al tacho de basura 991 .
El capitalismo financiero no es solo anglosajón. Es universal y tiene mucha vida por
delante, simplemente porque no es una creación arbitraria, como podía ser un sistema
de tipo soviético. Este capitalismo es la expresión de incontables procesos espontáneos
creados para responder a las necesidades de los seres humanos. El capitalismo cumple
dos funciones fundamentales: orientar los recursos del ahorro hacia las actividades
donde éstos obtienen la rentabilidad más alta y hacerse cargo de los riesgos de la
manera más eficaz. Ciertamente, el capitalismo financiero no puede cumplir estas
funciones de manera perfecta, porque la información no puede ser jamás perfecta.
Pero ciertamente las cumple mejor que cualquier otro sistema imaginable. Las
dificultades actuales no son en absoluto una manifestación del fracaso de este sistema.
En efecto, la crisis financiera es esencialmente una crisis del intervencionismo estatal.
La crisis resulta en particular de la extraordinaria inestabilidad de la política monetaria
estadounidense de los principios del siglo XXI, política monetaria que evidentemente
no está controlada por el mercado, sino decidida arbitrariamente por las autoridades
públicas. Para que este capitalismo financiero se extinga, se necesitaría o bien que
todo el sistema financiero sea estatizado –lo que se excluye– o bien que explote a
causa de la incoherencia del sistema, que no es el caso. En el largo plazo, la crisis
actual aparecerá como un simple accidente de recorrido que permitiría tal vez liquidar
las empresas financieras peor manejadas e incitar a las otras a evaluar mejor los
riesgos. La amenaza más grande viene del reforzamiento probable de las
reglamentaciones (Pascal Salin, profesor de la Universidad Paris-Dauphine).
En 30 años contados a partir del 2010 (variación más, variación menos), finalmente la
humanidad saldrá de la duda, pues, conocerá quién estuvo en lo cierto respecto del itinerario
de la especie: si aquellos que sostienen, que el capitalismo es eterno o que “tiene mucha vida
por delante” (el citado P. Salin y todos los integrantes del pensamiento económico liberal), o
aquellos que han avanzado la tesis sobre el carácter histórico del capitalismo, como que dicha
formación social se halla a portas de su disolución (E. Wallerstein, H. Moravce, V. Vinge);
naturalmente, la tesis airada sostenida aquí, acerca de que el capitalismo es un despojo “más
muerto que vivo” y que la civilización que viene (tomada a la humanidad como un todo y en
su perspectiva no coyuntural sino histórica, puesto que la inmediata forma de vida para el
género es “a todas luces” la sensualista 992 ) no es la del “Ethos-deseo y valor de uso”, sino la
991
“Los fundamentos de la ideología burguesa predominante en estas últimas décadas y los pronósticos de los
estrategas del capital han sido desmentidos por los hechos. La idea de un futuro de prosperidad y democracia,
repetida insistentemente en los medios de comunicación, en las tribunas parlamentarias, universidades y en los
aparatos reformistas de las organizaciones de la clase obrera, han dejado paso al desconcierto y las previsiones
más sombrías. Todas las certezas del periodo anterior se han hecho añicos, mientras en los foros de la clase
dominante se discute sobre la viabilidad de la UE, la nueva escalada de proteccionismo económico, el
enconamiento del enfrentamiento interimperialista por el mercado mundial y, lo más importante, los efectos de
la crisis en la lucha de clases” (Areal, Bárbara y Ramos, Juan. La crisis del capitalismo global y las tareas de
los marxistas; enero del 2011).
992
En la coyuntura, los seres humanos habrán de tornarse simples “máquinas adiposas del sexo”, mecanismos
inútiles en cuanto a reproducción, aparatos sensualistas homosexuales. Luego de transcurrido del lapso de vida
propuesto (para el 2050), cruentos putsh por expropiar el sistema automatizado de producción, la realidad se
transforma: sale de escena el capitalismo; no obstante, el problema no se ha resuelto, puesto que se cierne el
peligro inminente, de que la humanidad ingrese en una verdadera etapa de Sodoma y Gomorra: adorar al
“becerro” del placer mientras se espera la llegada del Moisés de la racionalidad, la disciplina y la sapiencia:
la noesclavitud de los sentidos, erigida sobre la automatización, deja al ser humano libre para la realización del
deseo, del prurito hormonal, del imperio de los cerebros derecho, límbico, reptiliano: descanso, buena vida
(buen vivir), la farra, la contemplación, los viajes, las reuniones sociales, en suma: despreocupación por las
actividades espirituales, racionales de la existencia. El riesgo está a la vista: sumirse en Eros como algo natural
y edificante, perderse allí para siempre, no levantar cabeza, hundirse y desaparecer. Ese el verdadero peligro
que se cierne sobre el cerebro izquierdo del género, mas no el parricidio del robot. ¿Podrán las mentes lúcidas
halarse ellas misma de los pelos y salir del fango al que les ha llevado el máximo desarrollo de las fuerzas
productivas? That is the true question.
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