Bajar documento - La nueva concepción de la historia

economía doméstica, de reproducción simple, que se abre al mundo y que encarece una serie
de bienes transables en el mercado internacional (commodities) 1493 .
China, en realidad, se ha integrado de modo sui generis al mundo; mientras que las
empresas globales se han ampliado en forma extensiva proveyéndose, con dicha
incorporación socio-territorial a su circuito, un nuevo mecanismo de sustentación. El salto del
GATT a la OMC se ha producido cuando el capital de los grandes conglomerados
multinacionales se ha supercentralizado y de que estos últimos han procedido a un nuevo
reparto del mundo; en efecto, la apertura total de mercados ha sido inducida una vez que el
factor eficiencia se ha consolidado en dichas empresas; competitividad fundamentada en su
escala, en el nivel superlativo de desarrollo tecnológico, ubicadas sus opciones en áreas de
punta, de modo que pueden intervenir en el mercado armados con los consabidos atributos de
calidad y precios (incluso con precios de monopolio). Ya no es la flota naval, la aviación o los
tanques, esto es, el poder militar estadounidense (realización de la geopolítica por “otros
medios”, en cuanto “expresión concentrada de la economía”), quién ha provocado la apertura
china, sino la subterránea acción de conquista territorial, a través de la cual el capital
multinacional se ha incrustado en el hinterland de la citada zona. Opción de ocupación
territorial, que representa una paradoja tanto para los chinos como para los estadounidenses.
Para los primeros, en cuanto los tentáculos del capital pueden desviarlos del todo de su
objetivo cuasi socialista, pero a la vez moderniza a esa sociedad; en el segundo caso, el
capital usa esa vasta extensión para sus negocios, no obstante, pueden terminar siendo “tontos
útiles” en la estrategia por la que se encarrila el despertar de dicho gigante (en verdad, del
movimiento progresivo general de la historia).
Hoy China ocupa la atención como la detentadora del futuro capitalista más
promisorio (este “continente” ostenta similares –y en algunos casos superiores- condiciones
que EU, para actuar como potencia: quantum de población -1500 millones de habitantes para
finales del 2011-, extensión territorial, recursos naturales, riqueza histórica); el indicador más
conspicuo, es su tasa de crecimiento: alrededor de una década de incremento sostenido del
producto (PIB) a ritmos cercanos al 10%; en verdad, este país aparece como el gigante
poderoso de la Cuenca del Pacífico: en él se advierte, de todos modos, el poder del trabajo
asociado –masivamente subvalorado-, optimizado, potenciado por el poder de la
racionalización de la planificación. Luego de Roma y el “Mare Nostrum”, de Estados Unidos
y el “Mar Atlántico” y de otros “hegemones” intermedios, seguirá China con su “Mar
Pacífico” –sucesión oceanográfica ensayada de conformidad con el enfoque simplista de las
rutas comerciales; esto es, la afirmación no lleva a sostener: que “el mundo se encamina hacia
un Siglo Asiático”-: república de capitalismo tardío, economía mixta: programación y
mercado, estatalmente racionalizado, innovador, creativo, propenso a la polarización y a la
hegemonía (opción tipologizadora paralela a la que lleva a la formulación de la categoría de
“sistema-mundo” –E. Wallerstein-: hegemonía holandesa, británica y estadounidense). La
estrategia de reproducción ampliada del capitalismo chino, en una primera etapa expansiva,
“conectitiva”, se sustenta muy claramente en el ejercicio de técnicas de captación de “nichos
de mercado” (mercado de maquiladoras, de inversión directa e indirecta: La silenciosa
conquista china –P. Cardenal) de amplitud considerable en todos los rincones del planeta:
sectores de demanda masiva –segmentos transables de bajo “valor agregado”- desechados o
no advertidos en su potencial intrínseco por el grueso de intereses transnacionales. Este
programa táctico (diríase: de “posicionamiento” en la compleja concurrencia planetaria), se
ejecuta mediante el arma de la generación de ventajas comparativas de segmentación de
mercados no atractivos ni coherentes con el tipo de bienes y desarrollo científico-técnico
alcanzado por la industria de lanza de Occidente, con el concurso de políticas devaluatorias y
de remuneraciones bajas al factor trabajo en la producción de bienes desechables (“dumping
social” –moderna forma de “acumulación primitiva”-; prácticas de comercio desleal, que,
dicho sea de paso, limita la absorción interna de mercancías), política avanzada en el marco
1493
“El comunismo chino ha creado un paraíso capitalista”. El orgullo y bonapartismo chinos: modernizar a
esa comunidad humana diferenciada, para que deje de ser inferior a otras en sentido tecnocrático, para que no
continué en su estado animal de dominación feudal. Puesto a un costado todo tipo de consideración censurable,
¿qué más grande pragmatización del precepto “amor al prójimo”, que aquella política que promueve la
igualación de la vida hacia el rasero de la más alta modernidad tecnológica, sometida a los ecos de la razón
socialista, puesto que solo masivamente se puede alcanzar ese proyecto de nivelación, como condición para
negarla y rebasarla?
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