Bajar documento - La nueva concepción de la historia

colectivo), el proceder aislado y sectorialmente gregario de determinados sectores de la
juventud es una contratendencia estructural, una válvula de escape individual-grupal, un
entretenimiento para que la “sabia nueva” no se moleste en reflexionar seriamente sobre la
realidad, sobre sus problemas y en relación con su actuación seria comprometida, ante ellos.
La delincuencia juvenil, como objeto de la preocupación que hace intentos aislados
inherente a su tratamiento, se encarrila hacia el reordenamiento de esta personalidad
tempranamente sesgada frente a patrones requeridos por el sistema para su reproducción,
merced al ejercicio de políticas de reinserción en él, en razón de tornarles agentes de sustento
y soporte de la estructura, papel respecto del cual se han apartado. Esta estrategia pedagógica
(del moderno Macarenko) sirve en el corto y en el largo plazos; en el corto, puesto que
permite ordenar a la conductas según el sentido conservador de que “las cosas son como son y
deben permanecer así” (los restos del capitalismo continúan con el desarrollo de la ciencia y
la técnica en los anillos centrales del sistema y, con dicho progreso, se siguen consolidando
las bases materiales sobre las que debe operar el mundo nuevo); en el largo, ya que dicha
anomia puede desembocar en norma general de la especie en el momento del recambio
generacional, por tanto, que el futuro puede ser embargado por esta conducta anómala de la
juventud tribal actual, si es verdad la afirmación, que lo que será la persona es el resultado,
sobre todo, de la temprana experiencia recogida por el sujeto en el mundo.
Muchas esferas del trabajo intelectual (en especial: el marxismo), se han vuelto objeto
de análisis y de obtención de ingresos para sobrevivir merced a ellos por parte de “teóricos”
posmodernos (también para la política se ha producido el fenómeno de inserción en la
“economía virtual”); trabajo y quienes no representan amenaza real inmediata ninguna para el
sistema que retórica y parcialmente se impugna. La “sociedad oficial”, en la subfase
neoimperial, postindustrial, postmoderna, tolera la teorización y la lucha en torno de los
componentes aislados de la llamada “microfísica del poder” (la mujer burguesa, por ejemplo,
tangencialmente se ve inscrita en las reivindicaciones de género, en tanto la conquista en
dicho micro frente coadyuvaría a mejorar la calidad de vida en el interior de su status de
ingresos; esa es una forma de asimilar infidencias parciales volviéndolas temporalmente no
traumáticas); no obstante, ese macro poder, no ve con ojos alelados las acciones generales de
la lucha, sin embargo de que en el presente paradójicamente cualquier disidencia agranda la
falencia entrópica del sistema.
En la intromisión cada vez más determinante de la “sociedad de la imagen”, de la
“‘comunidad’ virtual”, de la economía posindustrial, en la vida práctica y perceptiva de la
humanidad, las nociones sobre “identidad de género” devienen en teorización sociológica,
especulativamente forzada, puesto que deja de lado su base ontológica: el proceso de
reproducción vegetativa, pasándose por alto e impugnando la perspectiva “binaria y dualista”
de género (precisamente porque existe esta diferencia, es que está presente el conflicto, lo
cual da pie a su formulación perceptual de las “relaciones sociales de dominación” en este
plano) 1669 . Si se presentan desbalances hormonales en el funcionamiento de un cuerpo
constituido y definido de forma genética, esta anomalía produce efectos psicológicos de
rechazo al cuerpo y al sexo propio, y su identificación con el otro cuerpo y sexo, hecho por el
cual el individuo deja de ser biológicamente funcional; en ese caso: están puestas las bases
para que se elabore el discurso parafernálico abstracto de “género” y la justificación
–tolerancia, promoción- de la homosexualidad. En estricto sentido, en la realidad se entrevé
tres tipos fundamentales de identidad: natural de sexo, étnica (racial) e ideológico-política.
Tanto la diferencia como la consecuente escisión de roles y supeditación a ellos,
devenida del fenómeno de escisión natural de sexo entre seres humanos, constituyen designios
1669
“Identidad de género”, “opción sexual”, “preferencia sexual” y otras, son algunos de los constructos
ideológicos de mentes cochinas, que buscan hacerse con temas en los cuales entretenerse, fundar cátedra,
pavonearse narcicísticamente y de eso vivir. Detrás de esas nociones inventadas, se halla operando la
concepción dualista de la vida humana: conciencia y esfera orgánica (cuerpo); se supone que la persona niña
no se reconoce a sí misma y se encuentra con su identidad coercitivamente fijada por la naturaleza, en su
diferencia con el otro, sino que ella desea asumir su identidad de género mediante la libre elección -en el caso
de la homosexualidad, con el otro diferente-, a la manera de poder elegir si respirar o no. El dualismo está en
que en un cuerpo, dígase masculino, se dice que reside una mente (alma) femenina, y que el valiente monstruo
que ha “salido del closet”, lo ha hecho para poner en correspondencia sus preferencias, recurriendo a las
hormonas, al bisturí o a los implantes, como si no fuese mejor acomodar la conciencia a la naturaleza orgánica
dada (de modo también hormonal, con métodos reflexológicos o por acción de adecuación racional
intrasubjetiva).
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