Bajar documento - La nueva concepción de la historia

etapas de su vida, el ser humano permanecerá durante un largo tramo cronológico como un
ser básicamente sensitivo; este período durará varios milenios. Posteriormente el ´ser social´
experimentará una decisiva transformación hacia ser racional, sacudiéndose de su pasado
puramente vegetativo” (dixit Econ. Lucas Pacheco: Lecciones de Política Económica; UCE,
Quito, 1980); en esta fase, la resolución de las antinomias históricas, deviene precedida por el
predominio soberano del aspecto objetivo del proceso (de la preeminencia en la escena, del
movimiento de evolución natural de las condiciones materiales). En la historia bien se ve, que
el papel de la percepción objetiva en torno de la realidad conduce hacia sacudirse, en diverso
grado, de las amarras naturales y sociales; a eso se debe que el empresario de los vehículos
estadounidense de principios del siglo XX H. Ford, manifestara que la población no debe
conocer cómo se hacen los negocios bancarios, de lo contrario haría la revolución.
La concepción científico-revolucionaria marxista de la historia (forma de pensar
objetiva, la cual emerge a partir de la susodicha transformación), representa la más radical
ruptura filosófica de clase (político-práctica) de la humanidad con su pasado y con la
estructura del saber dominante; en verdad, este hecho habrá de encumbrarse como la
determinación del ingreso del “ser social” en la denominada “era del conocimiento”,
circunstancia que –a su vez- le permite al género contar con la base racional para modelar la
forma de organización social, en correspondencia debida entre estructura y conciencia. En
adelante, las “condiciones subjetivas” inmanentes al despliegue del proceso de desarrollo,
comienzan a desempeñar un papel de creciente significación en la historia: ésta se torna
destino, en tanto queda prefijada su ruta en la advertencia de su desenlace. Este inédito status
de la mente, de racionalidad históricamente condicionada (óntico, lógico, práctico y
teleológico), de refiguración objetiva y utilitaria del mundo, presenta una imagen estructural
dispuesta en cadena: comprensión (desarrollo de la sistematicidad teórica de su integralidad);
explicación (establecimiento de la determinación de la estructura); previsión (preestablecer el
conducto del movimiento de la realidad a través de sus brotes que devienen); y, la dimensión
axiológica de la práctica revolucionaria transformadora (“hasta hoy, os seres humanos han
interpretado de diversos modos el mundo -...[modos precientíficos]...-, cuando de lo que se
trata es de transformarlo”).
En la continuidad del proceso natural en el social, el ser humano debe producir su
propia existencia material en "sociedad", esto es, generar indirectamente su cuerpo orgánico
partiendo de la matriz natural: “El movimiento de la histórica comienza desde que el ser
humano produce una parte de sus medios de producción” (Marx) 1315 . La condición básica en
la circunstancia es el trabajo: el acto, que permite la reproducción humano-"social", en su
doble determinación: relación con la naturaleza y conexión intergenérica. En la naturaleza se
hallan puestos todos los medios para su reproducción (de la especie), más no los modos e
instrumentos hacia ella; es necesario producir estos apéndices: acumular en ellos experiencia,
conocimientos, perfeccionarlos. La satisfacción de necesidades bien se ve, que se trata de un
proceso secundario -aunque, en su determinación, sea el impulso inicial de todo suceso
humano-, pues, puede hacérselo según procederes animales, instintivos: hecho que no encierra
en sí todo el sentido de la actividad de reproducción de la propia vida (trabajo), sino el simple
claro está, supeditar a la fuerza de las armas, pero ésta ...[la razón dialéctica]... se convierte en fuerza
movilizadora material, tan pronto se enseñorea en las masas”: “la filosofía es la cabeza de la emancipación del
ser humano, el proletariado es el corazón, así como la filosofía encuentra en el proletariado sus armas
intelectuales, el proletariado encuentra en la filosofía sus armas espirituales y tan pronto como el rayo del
pensamiento muerda a fondo este candoroso suelo popular, se llevará a cabo la emancipación de los alemanes
como seres humanos” (Marx, C. y Engels, F. De la sagrada familia y otros escritos filosóficos de la primera
época; Grijalbo, México, 1976). Por tanto, en el marxismo, el proletariado ha tenido su cabeza, en el
proletariado el marxismo ha dispuesto de su brazo operador.
1315
El ser humano, no obstante, no solamente que se libera del despotismo natural el instante en que empieza a
producir su propia existencia material en el trabajo, sino que desde un principio ha participado en el desarrollo
de sí mismo como cuerpo orgánico con el proceso de autoproducción de la conciencia. Sobre el hecho, ni Dios
para los creyentes ni la naturaleza para los evolucionistas, dieron forma acabada a su obra maestra. Una vez
formadas las condiciones ontogenéticas (características antropomórficas, la base cerebral encargada de
gobernar al cuerpo y al proceso de subsistencia natural –lucha por la vida), el ser humano en “sociedad”,
mediante el trabajo, con el acceso a un nuevo tipo de alimentación (proteína animal) y sobre ese fundamento
antropológico, forjó paulatinamente la base material de la conciencia y a ésta misma; con la conciencia el ser
humano debía superar las limitaciones físicas y conferir eficacia a los procesos atinentes a realización de los
actos de sobrevivencia, a su vez, debía representarse el mundo de modo conceptual y temporal y, finalmente,
alcanzar la forma superior de la espiritualidad: la filosófica.
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