Bajar documento - La nueva concepción de la historia

los minusválidos, de la mujer, de las etnias, del trabajo, del arte, de la “naturaleza”,..., en fin,
respecto de cuanto prescriba la esfera que los origina: las necesidades como fuente del
derechos; marejada, que torna en superchería, en estafa y ridiculez al derecho burgués de la
“propiedad”, el cual, dicho sea de paso, ha instrumentado completa y perfectamente al aparato
estatal, para que “actúe” como garante de la observancia coercitiva de este derecho absoluto;
en efecto, esto es así, si se parte del concepto de que el Estado no es un instrumento de clase,
como proponen las modernas teorías políticas Light, esta propensión –por tanto- es
precisamente la que reconstruye de modo incruento y progresivo la forma estatuida de vida.
Es decir, esta idealización normativa de los hechos, provee las condiciones reales (las que
deben ser reconocidas intelectualmente), para que se disuelva de modo espontáneo el canon
del Derecho fijado por el establecimiento, tanto como la correspondiente conciencia sobre los
“derechos humanos”. Si la complejidad impide que la mayoría de derechos sea tipificado y
reglado en su entera diversidad, de modo que abarque toda la dimensión de casos
concernientes, conviene recurrir en la conducta social a la aleatoriedad, a los recursos de la
espontaneidad, a la buena fe y a la sensatez (en círculos de pensamiento burgués se sostiene,
que el Derecho es producto de la desconfianza entre individuos in abstracto; no obstante, el
Derecho es –en sentido superfluo- producto de la desconfianza en el comportamiento de los
individuos en las formaciones sociales clasistas, por eso precisamente esta esfera surge en ese
tipo de “comunidades”), es decir, al desate de comportamientos, que se sustenten en la razón
superior: la moral comunitaria, principio de observancia de creación permanente de
condiciones de sustento de un adecuado vivir individual y colectivo (no del “buen vivir”,
porque dicha expresión trasunta la proclamación sobre todo del Eros –“el espíritu es historia,
mientras que el inconsciente: Eros, es destino”-, de la “Biopolis”, del “Biosocialismo”).
No se olvide, que la mayoría de derechos constituyen la contraparte reivindicativa de
la vigencia de “contra derechos” ("inderechos", exclusiones, abusos,...), que ha puesto el
capitalismo sobre la humanidad (por ejemplo: la destrucción de la naturaleza por el capital; la
ejecución de Saddam Hussein, de Gadhafi, de Reyes, de Cano...); si a dicha variable se añade
la racionalidad como atributo masivo de la nueva personalidad, la exorbitante cantidad de
derechos, se reduce considerablemente, mientras que el sentido común y el comportamiento
habitual quedan programados para reconocer y no violar derechos (en el submundo, en la
subcultura capitalista actual: “...el brote de la fiebre ética parece no tener límites”). En ese
sentido, la disciplina teórica “neoconstitucionalista”, llega a la cima de su desarrollo
conceptual y requerimiento, cuando el “objeto real” que se le corresponde, le retira
pertinencia categorial. Ahora bien, el “buen vivir” es un concepto, que no puede ser definido
in abstracto, pues, el mismo comprehende un hecho histórico-estructural; histórico, en cuanto
se define por los objetivos inmanentes a cada etapa etárea de la humanidad; estructural, puesto
que en las formaciones humanas escindidas, el modo de vida se corresponde con la posición
–dada por previa distribución de los medios de producción-, que los individuos tienen en la
escala social (en el Medioevo, por ejemplo, el buen vivir se centra en las realizaciones
religiosas, en las románticas; en el momento capitalista, en la razón práctica, instrumental, de
plasmación de las “energías” y destrezas del trabajo, como riqueza individual, conforme a la
determinación de la visión del poder dominante; a futuro, cuando hayan sido superadas las
racionalidades inherentes al “deseo de lucro” y al deseo “sobre el deseo” -la inmanencia de
los sentidos-, el buen vivir será la terrenalización de la tendencia procesal inmanente “de la
racionalidad” -de la erudición, del conocimiento objetivo de la existencia de la humanidad en
general).
Por otra parte, una pregunta crucial en torno de una cuestión clave para el trayecto
humano –penosamente todavía inadvertido, incluso por la intelligentzia de la especie-, merece
formulársela una vez más en acto de desprecio para con las diminutas rencillas humanas
heredadas del pasado, que aún ocupan al género: ¿es suficiente el actual desarrollo de las
fuerzas productivas globales, tanto para otorgar sustentación de forma automatizada a la vida
de especie, como para que el progreso técnico siga adelante como condición básica de
realización del objetivo humano en la futura etapa atinente a conocer la realidad en su
momento de concreción, de modo que el mismo no se frustre retrotrayendo al ser social al
plano de la simple intuitividad y de la sensiblería; o se debe tolerar la presencia de los restos
del capitalismo: de la democracia, con ese objeto? Contemporizar, por ejemplo, con el Pacto
de la Moncloa, el de Copenhague de integración regional en circunstancias de desarrollo
desigual del capitalismo y de aguda competencia intermonopólica, o con los nuevos
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