Bajar documento - La nueva concepción de la historia

serlo mediante la aplicación de la ciencia (el marxismo) y la técnica (Lenin) a su liberación, si
luego van a pasar al resto de sus vidas en la esfera de la sensorialidad?
Hay maravillosos análisis de la realidad, pero todos son de coyuntura. Quizá los
cosmólogos, los robóticos y quienes trabajan en la esfera de la neurociencia, están libres de
esta limitación; no obstante, sus trabajos tienen el defecto de omitir el balance sociológico en
sus conclusiones, como tampoco consideran el viaje de la inteligencia hacia la dimensión
suprema: hacia la “condición divina”. Este último proyecto humano, debe decirse de paso, no
es un proceso elitario, o sea, que excluya o que demande de la constitución de un actor muy
reducido en su composición, puesto que deben necesitarse muchos brazos para conquistar y
“someter” al Universo. En todo caso, la ausencia de rigor en los procesos que forman la
subjetividad actual, se debe a que la conducta de arbitrariedad se ha apoderado de la práctica
de producción de conocimientos, como efecto del concentrado impacto que el proceder
positivista, tecnocrático y liberal ha tenido sobre el quehacer científico.
Es pertinente aquí, formular una inquietud, que tiene estrecho nexo con el tema
inmediatamente abordado: ¿cuál es la estructura de sus ideas en torno de la filosofía
marxista?
La parte central de este pensamiento es la Dialéctica. Defino a la Dialéctica como un
método del pensar –método científico y la abstracción- (unidad material del mundo –conexión
universal-, movimiento permanente y desarrollo, contradicción, salto/negación, acción
recíproca); pero, sobre todo, como la doctrina sobre el desarrollo del mundo: la ciencia de sus
leyes generales, de las leyes del desarrollo de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. Por
tanto, se integra por tres partes vertebradas: Materialismo Dialéctico, Materialismo Histórico
y Lógica Dialéctica. Me detengo algo en esta última, aunque hay también otra visión, respecto
de este aspecto, que difiere en algún sentido, pero que finalmente conduce a un mismo punto,
éste es el que hace referencia a considerar al pensamiento marxista como doctrina filosófica,
económica y político-social, en coherencia con los substratos reales: ontología, sociedad y
actividad neocortical. Debe aclarase, sin embargo, que la posición personal, jamás concuerda
con aquel pensamiento, que reduce el marxismo a la dialéctica de la praxis.
Sostengo que la Lógica Dialéctica debe abordar tres aspectos: ¿cómo opera la mente al
pensar?, la relación sujeto-objeto y el criterio de verdad. Sobre el primer aspecto, mi
declaración es: el proceso integra de modo secuencial representación y elaboración de datos
en la mente, racionalidad, que es el reflejo del propio orden material (natural, social,
estratégico). En torno del segundo: dicha relación es la conciencia que se sostiene en su
propio objeto biológico, que opera para sostener ese objeto en sentido conglomerado, para lo
cual debe representarse y actuar sobre el entorno, ya sea de forma pasiva o dinámica
(transformadora); el objeto es el complejo real, escenario que es usado en principio,
reconocido luego, y actuado con propósito y método (no obstante, una teoría puede ser
verdadera al margen de su aplicación); entonces, la lógica como ciencia es el tratado sobre el
modo como la mente capta la realidad de la forma más objetiva posible, esto es, las leyes de
estructuración, movimiento, desarrollo y cambio de la conciencia. En relación con la última
tópica, el “criterio de verdad” es la práctica: conocimiento previo que se lo aplica para
conseguir propósitos efectivos; en esa perspectiva, solamente el éxito sería la prueba real de la
verdad; naturalmente que el acceso positivo a un propósito, se debe a que se ha cumplido el
principio de definición completa y objetiva del objeto.
En relación ampliatoria del último punto, la Lógica Dialéctica constituye, pues, el
estudio del movimiento de la mente, en el que la regla que debe observar la conciencia es
aquella que la permite ir “hacia el interior de un objeto de conocimiento y transformación, del
fenómeno a la esencia y de una esencia menos profunda a otra más profunda, hacia su
condicionalidad causal y sus leyes”, abarcar todos los aspectos, todas sus intermediaciones y
vinculaciones, en su automovimiento, desarrollo y cambio.
Esta estructura de principios nodales, no constituye el resultado especulativo de
subjetivismo inferencial alguno; la misma, más bien, es el modo de ser y proceder de la
realidad, puesta en el cerebro de forma ideal. Por ejemplo, la Astrofísica demuestra, corrobora
la dialéctica marxista: contradicciones, choques, movimiento constante, muerte y nacimiento,
indeterminación micro y caos macro, que se equilibran en el plano medial, produciendo y
sosteniendo la determinación, es el modo de ser del Universo. Sólo ahora, la persona que
habla por lo menos, entiende la importancia de las ciencias sociales (objetivismo-positivista),
la que es incluso mayor que la ciencia política marxista (positivismo histórico; en el sentido
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