Bajar documento - La nueva concepción de la historia

las ciudades, los sistemas de transporte aéreo, marítimo y terrestre, los servicios de salud y
educación, las empresas comerciales, los centros financieros y mil otras actividades y
empresas de todas las repúblicas soviéticas y de los países del Este… La pelea a muerte
condujo… a que las distintas burocracias regionales invocaran las diferencias para asumir el
control económico y político y apropiarse del patrimonio estatal de la ex URSS”. Sea. No
obstante, no se puede sostener, que Stalin y “su” burocracia fueron quienes incurrieron en el
referido acto de enajenación de los resultados del trabajo socialista, puesto que dicha riqueza
socialista, se hallaba en proceso de producción durante todo el período en el que Stalin se
encontró al frente del sistema de coordinación del pueblo soviético, precisamente
propiciándolo. En todo caso, para dar gusto a quienes quieren a toda costa hacer responsable a
Stalin del susodicho crimen, debería decirse que Stalin y la “burocracia” se aprovecharon del
trabajo social vivo realizado en el proceso de formación de esa acumulación, esto es, mientras
se producía dicha base; lo cual, en rigor: ¡tampoco es cierto! En realidad, en este sui géneris
suceso, solamente después de concluida la faena conducente a la formación del “capital”
social socialista, incluso cuando muchos de los héroes socialistas del trabajo esforzado,
cooperativo y patriótico hubieron muerto, el aporte dado al proceso de formación de la “base
material del mundo socialista” (del mundo nuevo), tal trabajo pasó a presentarse como
“trabajo productivo”, es decir, el mismo fue convertido en capital: “en medio facilitador del
poder de mando del capital sobre el trabajo”, por parte de la verdadera burocracia, en cuyo
frente se alzaba horondo N. Jruschov.
El socialismo propendió ser –y por un período efectivamente lo fue- “... la superación
de la contradicción fundamental de la producción mercantil capitalista: producción social y
apropiación privada; antinomia ésta, condicionante de todo el conjunto de contradicciones del
sistema: carácter social y privado del trabajo, trabajo concreto y trabajo abstracto, valor de
uso y valor, mercancía y dinero”. La experiencia socialista fue (es), a decir verdad, una
ensayo extraordinario, de veras: impresionante, una cruzada digna de todo respeto y
admiración: el haber tomado la decisión consciente (visión) y valiente (proactiva) de montar
el potro de la historia y someter a control de la voluntad las determinaciones estructurales del
orden de la vida humana; el profundo trabajo de la intelligentzia colectiva (corporativa):
diseño de nuevos paradigmas modificadores de la conciencia, su aplicación a la apertura de
metodologías estratégicas, el planeo pionero sobre nuevos caminos por hacer (creatividad). Si
el capitalismo es sentarse a esperar, que los supuestos de la teoría económica liberal hagan su
milagro: regalen el bienestar general a la humanidad por asignación eficiente de recursos
según principios darvinianos en el mercado tanto nacional como internacional; el socialismo
se propuso demostrar el poder de la razón (ciencia) y voluntad (praxis estratégica) humanas,
en la forja de un orden racional (axiológico). En la ex URSS posestalineana se intentó negar al
“valor” como forma cosificada de trabajo social (el proceso se dispuso avanzar como
necesidad consciente, esto es, de manera planificada), pero la economía mercantil mediatizada
por el dinero (el cual no alcanzó el carácter de “bonos o talones de trabajo”), permeó el
camino de retorno hacia la forma real “valor” de la economía, de modo que no se pudo
superar la contradicción entre el carácter social de producción y la forma privada de
apropiación. Este ensayo histórico de la praxis colectiva racional, no ha sido objeto de la
importancia analítica que se merece, tampoco de él se ha hecho una valoración objetiva,
desgraciadamente: por animosidad de clase.
El primer intento racional y singular en la historia de edificar una sociedad libre de las
absurdas creencias acerca de la eficacia autorreguladora inherente a la operación impersonal
de la “mano invisible del mercado”, en calidad de guía autónoma organizadora en equilibrio y
armonía de la vida de marionetas humanas sujetas a selección natural, o sea –contrario
sensu-, de la intención firme de recusar las ataduras y lacras de un sistema pivotado por una
red de bizarros intereses particulares, en efecto, llegaba a su término 1479 . En ese entonces,
como todavía hoy, la principal muletilla de los adversarios de todo signo del proceso fue la
mitologización negativa de la figura de Stalin, especialmente de quienes (enemigos gratuitos)
de forma maniquea impugnando el “culto a la personalidad”, el “culto a la memoria”, se han
1479
El revisionismo le jugó sucio a la historia; luego, parecía que las predicciones de Hayek se habían cubierto
de certeza. En efecto, “En su obra mayor, Socialismo, predice el fracaso de las experiencias socialistas: la
planificación sólo puede conducir al caos o al estancamiento” (Boneau, Denis. Friedrich el padre del
neoliberalismo; Dimarts, 2009); no obstante, el socialismo no ha muerto, sigue cumpliendo su misión en asocio
con el capitalismo en la subfase imperialista transicional.
961