Bajar documento - La nueva concepción de la historia

especto del porvenir: el primero, aspira tornar eterno el “sistema-mundo”; el segundo, ansía el
retiro inmediato del capitalismo del escenario vivo. El desarrollo humano, tiene carácter regular,
el cual define el papel del factor subjetivo en él; se vuelve premisa necesaria del pensamiento y la
voluntad en cualquier caso, considerar el nexo entre las fuerzas productivas y las relaciones
sociales de producción, pues, si es negada la base objetiva del movimiento humano, las
aspiraciones, sean conservadoras o revolucionarias, se tornan imprácticas. No es posible conseguir
el cometido reaccionario, puesto que un anciano, que vive sus últimas horas, no tiene futuro 393 ;
para las fuerzas que anhelan la trastrocación radical de los hechos, incluso en el presente (2010),
en las penumbras vespertinas de la formación humana burguesa, como continuidad en el
determinante trayecto realizado por la Revolución de Octubre y por las luchas populares, no es
dable todavía coronar la cima, aun encontrándose a pocos metros de ella (para las intenciones del
burgués, la realidad ha dado el primer paso adelante sobre una ruta sin retorno; para las de las
fuerzas innovadoras, el capitalismo debe coronar el proceso de automatización, por lo que es
requerido que respire unos cuantos días más). Lo que es posible hacer tomados de los brazos
los dos sectores (el que deja la historia y el que la asume), es poner a los agentes de la producción
real en la conducción de los procesos político-administrativos del mundo, supeditando, de este
modo, a la economía financiera, de manera que la ciencia y la técnica continúen y completen su
proceso. Si se desea marchar de forma sinérgica con el desarrollo de las modernas fuerzas
productivas: la ciencia y la técnica (de modo de no volver a ser marioneta de la historia), debe
propenderse el cambio de sujeto en el proceso económico y no seguir cifrando interés en
modificar tan sólo el modelo de política económica (liberal monetarista) como acción de arreglo
de los problemas que acusa la reproducción regresiva, saliente, del capital, los cuales impactan en
la sobrevivencia general de la especie.
En suma: las verdaderas nociones en torno del denominado “Socialismo del Siglo XXI”,
por lo menos en la inmediata coyuntura, tienen la palabra (Funes, en el Salvador,
recusa este nombre –Socialismo del Siglo XXI-, no obstante como socialdemócrata de
izquierda, va a tener que ir forzosamente por esa vía, del mismo modo como debe actuar
Ollanta Humala en Perú 394 ). Esta nueva manera de ser y actuar de la conciencia y de voluntad
transformadoras, la cual reconoce las determinaciones insoslayables de la “necesidad
histórica”, puede ser y está siendo efectiva consigna a hacerse con el apoyo de la masa
poblacional, a ganarse su respaldo: el cambio en la condición tanto del trabajo como del
capital (en la base del edificio humano: su determinación), en el supuesto de la fusión
recíproca de sus singulares características, como síntesis en la praxis de una misma persona:
la “sociedad de propietarios” 395 . “Sociedad de microempresarios”, de microemprendedores de
393
“El neoliberalismo está agotado como proyecto ideológico y político definido de forma estricta. La
posibilidad misma de su continuidad se vincula no tanto al carácter unitario de su proyecto político y sí a sus
lazos de articulación con el gigantesco proceso de cambio estructural producido en el mundo capitalista. Es
decir, con las transformaciones ocurridas en el triángulo institucional del capitalismo (empresas, mercados y
Estados), y con las variaciones en el tamaño relativo de cada una de estas tres esferas” (La trama del
neoliberalismo: mercado, crisis y exclusión social. Perry Anderson, Atilio Borón et al; capítulo IV, Buenos
Aires, 2003; en la web). Debe entenderse a las tres instituciones como determinación de intereses personales de
clase hegemónicos, para no actuar de modo reificante: empresas=capitalistas, mercados=capitalistas
(imperfectos: mono y oligopólicos), Estado=capitalistas (naturalmente, para quienes creen que el Estado es el
lugar de la disputa de la hegemonía, la idea resultará reduccionista).
394
“… los gobiernos utilizan el poder estatal que poseen para reducir el poder del capital: recuperar soberanía
sobre los recursos naturales y sobre sus condiciones financieras; ampliar las áreas sociales de la economía;
modificar las ‘reglas del juego’ capitalistas hacia el trabajo; acrecentar el poder social y político de los
dominados”. Pero el señor debe recordar, que los problemas de los pobres no pueden ser solucionados con los
programas económico-políticos de los ricos o de sus representantes teóricos o administrativos. En efecto, en
Perú, Humala ha debido incorporar en su programa las reivindicaciones de la derecha con el fin de hacerse
popular, para penetrar otros nichos de mercado electoral, con el objeto de ganar las elecciones; una vez en el
manejo del Estado, Humala no podrá actuar con identidad propia, puesto que sus jefes inmediatos son el poder
político plasmado en la Constitución “neoliberal” peruana y sus correlativas leyes (no se olvide que la
Constitución y las leyes no son más, que la voluntad del poder económico volcado en principios y normas del
Derecho), el poder de la fuerza (militares y policía) y la mezcolanza clasista programática de su plan de
gobierno, que al aplicarse en una economía prevalecientemente mercantil liberal, triturarán toda intentona
progresista. En verdad, a Humala le espera el sino magro de la Bachelet en Chile, de Zapatero en España, de
Obama en EU.
395
Síntesis que se halla activa fuera del ámbito abierto por el proceso de inflexión histórica; determinación
resultante puesta para estatuir la “no síntesis”; pero que adquiere sentido en grupos humanos en los que el salto
está precisamente en curso de realización. La revolución no produce una nueva síntesis en sentido hegeliano
como conformación simbiótica del orden catalizador del ciclo abierto; la revolución se la hace precisamente para
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