Bajar documento - La nueva concepción de la historia

capitalismo es la fase intermedia encargada de “producir la base material del mundo nuevo”;
5) con la emergencia del capitalismo, la conciencia toma nota e interviene en la modelación
de los hechos: revolución (la partera de la historia), transformación del sistema (papel que
juega el progreso material –inteligencia ontologizada-; supresión de la propiedad privada de
los medios de producción, del trabajo, de la división del trabajo, de las clases, del Estado,…:
recuperación de la fuerza productiva capitalista y transformación de las relaciones sociales);
6) el comunismo (el “mundo nuevo”) es la etapa cumbre del desarrollo, en la que la
humanidad que se ha automatizado desarrolla el concepto y controla la existencia; y, 7) la
época con la cual se cierra el proceso de desarrollo humano, es de orden “espiritual”.
Ahora bien, registrados en perspectiva los hechos de la historia, “valor de uso”
representa “lo que se necesita para satisfacer las necesidades”, mientras que el “valor de
cambio” importa lo que se demanda para el desarrollo in abstracto de la especie (el progreso
civilizatorio a partir del contradictorio proceso de desarrollo de las fuerzas productivas, que
da paso al establecimiento de la nueva categoría: “’valor’ de usufructo”). Este aspecto de la
vida humana, es de crucial significación comprenderlo y otorgarle la importancia que tiene,
con el propósito de pensar y abrir el horizonte de la existencia genérica sobre la visualización
de hacia dónde va ella, qué tarea le da sentido, no sólo en perspectiva racional, sino como
efecto de la propia determinación autónoma a la condición de la propiedad de la inteligencia.
Es debido a lo expuesto, que en este trabajo se convierte en eje indispensable de análisis a la
categoría “propiedad de la inteligencia”, pues, sin ella la mente se queda atrapada en el
sensualismo y/o en la mitología religiosa, como cometido y explicación de su razón (es
verdad, que los investigadores materialistas en el mundo, tales como Penrose, Hawking y
otros, se han desconectado de la posición escolástica, pero esa conducta no responde a
conciencia cabal sobre los hechos).
En la historia, una nueva relación (“a”relación) empieza por dibujarse en el horizonte,
la que adquiere ribetes teóricos en la mente como su respectiva categoría. “Valor de uso”:
aprovechamiento de los bienes naturales; “valor de cambio”: usurpación del trabajo ajeno por
una clase; y, “´valor´ de usufructo” (interpenetración y superación de las esencias del “valor
de uso” y del “valor de cambio”, en la formación de una nueva cualidad): disfrute de todo el
trabajo pasado realizado por la humanidad, coagulado en el sistema automatizado de
producción, que transforma y lleva los “valores de uso” naturales, a la mesa del posthumano.
En la teoría del “‘valor’ de usufructo”, no se hallan inmanentes las categorías de “trabajo
concreto” y de “trabajo abstracto”, sino la noción: apropiación individual y colectiva de
outputs, en cuanto aprehensión subjetiva de la operación de máquinas en vínculo con la
naturaleza, programadas para llenar la alacena.
En estricto sentido: toda la “ley del valor” se desbarata, puesto que el “valor”, al
proceder del trabajo, al hallarse ausente éste en el interior de la forma de vida postproductiva
del posthumano, los outputs provenientes del sistema automatizado de operaciones
productivas, se convierten en simples elementos natural-artificiales (en simples output
esraffanos, cuando la distribución, como hecho económico, se ha convertido en una desnuda
abstracción reminiscente), que se los alcanza a las manos del ser humano para su uso en el
proceso de reproducción vital en el consumo. El trabajo siempre debe estar revestido de
carácter alienado, tanto si se lo mira en su índole antediluviana: en las profundidades de la
historia, en la forma “productiva” vigente (como actividad que genera plusvalor), cuanto si se
lo hace a futuro: en su precaria perspectiva; su producto extrañado supera dicho carácter luego
de desmantelado el proceso de producción, pero de ningún modo según el deseo que se
propone que el trabajo vuelva a ser esencial (tanto en su naturaleza abstracta como en la
correspondiente a su inserción en las relaciones burguesas), esto es, según el atributo
intrínseco de ser factor formador de mayores grados de hominización; sólo sin trabajo la
condición inmanente de realización humana, en tanto autocontrol de su efectuación, se
objetiviza en sus resultados y se supeditan a su ser como propiedad. El trabajo deja de ser
propiedad inmanente de la especie, la categoría “valor” sale de escena: es otra etapa histórica
que cursa la humanidad 297 .
297 El marxismoleninismo: ¡no tiene la pólvora mojada, maestros!
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