Bajar documento - La nueva concepción de la historia

El salto violento en la historia: la revolución, en el que toda la humanidad sufre una
conmoción brutal transformadora de su actitud ante la realidad, que saca a la sociedad del
fango capitalista en el que ésta se encuentra (“momento de irrupción de irracionalidad
histórica, porque ha reclamado de toda la sociedad un sufrimiento sistemático y, de esta
forma, es también un momento de máxima vulnerabilidad del capital”); tensión y sufrimiento
general (escenario de shock en el que se impacta la existencia cotidiana, establecida, del ser
humano, se modela cruentamente las condiciones subjetivas para el renacimiento en el fuego
de la crisis de la batalla, de las heridas y de la puesta en cuestión la vida; en el que incluso
varios miembros de las generaciones viejas decesan llevándose consigo el modo de vida
anterior), constituye el momento en el que se configura la determinación de esta angustia
reformatoria de la personalidad, la cual conduce directamente hacia la formación de la
“humanidad superior”, disciplinada, autocontrolada, componente del bloque hegemónico de la
racionalidad y la espiritualidad. La vía alterna, la que sigue actualmente la humanidad, una
vez dada la clásica revolucionaria: Octubre de 1917 y el socialismo de primera etapa, es cuasi
intermedia, evolutiva, táctica (para el caso de que el default que amenazan con imponer las
principales cabezas imperialistas y la tozuda posición de los acreedores se mantenga, y los
efectos de la crisis arrasen con la población entera del planeta sometiéndola a penurias tan
grandes y generalizadas, que opere como el teatro renovador violento del carácter de las
nuevas generaciones), en el sentido en que guerras (mundiales, invasiones) y revoluciones
pasadas (rusa, china, cubana, nicaragüense) moderadamente jugaron el papel de cuasi salto
viabilizando esa opción, mientras que las nuevas generaciones ignorantes totalmente del
sufrimiento de sus predecesores y del costo incurso en todo cambio, se suman en una etapa
larga de hedonismo de por lo menos dos promociones humanas (“mandras para atar la
conciencia y el corazón”). Para ese fango, solamente el cansancio, el hostigamiento, la
monotonía (la nueva axiología), se presentan como frontera.
El ser humano, finalmente, se ha puesto su “visión”, su sentido ontopraxeoteleológico (H.
Zeleny) en la historia: eh allí el auto forjarse y la realización de la libertad (el ser humano
mantiene independencia con relación a todos los presupuestos de su ser como sujeto, y, por
supuesto, porque conoce –racionalidad- y ejerce su poder sobre ellas y sobre sí mismo,
mediante la potestad de autonormatividad y creatividad: “él es su propio fin”), en su orden 308 .
Historia: proceso de desarrollo humano-natural objetivamente condicionado y en el cual
desempeñan su papel la conciencia, la voluntad y la organización de los seres humanos; la
historia es el movimiento progresivo –parafraseando a Hegel- de la inteligencia (totalitarismo
de la inteligencia) hacia la libertad (no obstante de que esta explicación de la humanidad por
su génesis, sea perder su cuerpo); progreso en la conciencia de la determinación, avance que
se realiza con “fatal” necesidad; empero, la necesidad –ha sido dicho- demanda de la
actividad consciente en dirección de la autoproducción genérica de la Mujer Perfecta” (Eva):
la realidad se convierte en movimiento lógicamente mediatizado, tras los presupuestos del
condicionamiento real de las acciones humanas por las relaciones objetivas: “los seres
humanos hacen la historia sobre condiciones que ellos no han elegido” (en el marco de
operación de las leyes histórico-naturales, una parte de la humanidad ha podido forjar su
sino teóricamente multi, ínter, transdisciplinaria (a veces el punto de vista de la totalidad permite encontrar los
sesgos contenidos en las tesis positivistas particulares). En efecto, el hecho de que un reloj, que alguien llevó
fuera de la Tierra, al retornar a ella se advierte que el artefacto se ha retrasado algunos segundos, no es la prueba
de que la hipótesis sobre la “relatividad” de Einstein sea verdadera (la velocidad –movimiento, no “tiempo”aumenta
el peso de los cuerpos y hace variar su funcionamiento).
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Las anotaciones en curso, bien se ve, propenden asumir el papel de forma de racionalidad discursiva sobre la
Humanidad (en torno del pueblo trabajador, que “día a día ha hecho –hace- girar la rueda de la historia con su
infinito poder de transformación”), respecto de este subsistema sectorial consciente, colectivo, efímero,
portentoso, de la Materia, que a veces se siente huérfano, temeroso, inseguro, en la inmensidad del Cosmos
(Sagan), cuyo impresionante mérito hasta hoy, ha sido hallarse todavía con vida y con intención de seguir
adelante. “El infierno está repleto de buenas intenciones”; sin embargo, la intención: “el solo plantearse una meta
superior, puesto que en muchas mentes, dicho acto de conducta espiritual está vedado”, es ya un mérito; estas
líneas tienen la intención, por tanto -con todas las limitaciones que las mismas adolezcan- de ser un canto a la
humanidad in abstracto; “Oda” a la humanidad a través de rescatar el buen nombre de sus más ilustres hijos:
Heráclito, Aristóteles, Galileo, Kepler, Newton, Bruno, Hegel, Beethoven, Marx-Engels-Lenin-Stalin (Martí,
Zapata, Sandino, R. Luxemburgo, El Che; Castro, Chávez), M. Maric, Sagan, Shaihk; Dobb, Penrose, Hawking,
A. Cueva; humanidad, que hoy se encuentra entrampada en los laberintos de la “teoría” del “Diseño Inteligente”
(neomitología: todo aquello que parece no contener materia es imputado a la “energía”, como los hechos que
todavía no cuentan con explicación son adosados a Dios) y del Sumak Kausay (humanismo neohedonista).
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