Bajar documento - La nueva concepción de la historia

éste –por designio histórico-natural- incorpora a su recetario anticrisis las demandas de las
subfuerzas políticas, las cuales se hacen de nuevos ámbitos en el seno mismo de la
administración y aun, del mismísimo poder.
Pero también en la idea se produce una circunstancia bastante similar. Apréciese. El
capitalismo se descubre; la ideología, en su naturaleza de “falso conocimiento”, esto es,
cuando la percepción se queda en el hecho fenoménico y lo asume como la determinación
esencial de la realidad, es observada; en esa nueva condición de la percepción, la idea
subvierte su supeditación al orden liberal; un caso: el trabajo doméstico, aquel que no
reconocen las tesis económicas neoclásicas, puesto que encubren procesos de
superexplotación del trabajo, dado que el mismo contribuye a abaratar su reproducción
-verbi gracia-, tiende a ser reconocido mercantilmente, lo cual consiste también en un golpe
al pensamiento y la práctica del statu quo. En el desarrollo de la idea introducida atrás en este
mismo párrafo: para efecto de corregir el cálculo burgués del PIB, debe incluirse el trabajo
doméstico (desempleo encubierto); pero en el análisis marxista, esta actividad no es incluida,
pues, la misma no genera valor, puesto que simplemente se trata de uno de los mecanismos
que permiten reducir el costo de reproducción de la fuerza de trabajo, aun si en el cálculo del
salario ya esté incluido el costo de reproducción de todos los miembros de la familia del
trabajador (la educación que corre a cargo del Estado, lo paga el obrero; la educación privada
lo financia directamente el trabajador, amén de que, además, con sus impuestos, el verdadero
productor coadyuva a financiar la formación del recurso humano). No obstante, en ciertos
círculos de intelectuales alternativos, cuando ya debe dejarse a un lado el uso de las categorías
de la Economía Política burguesa en la percepción y planeación de la realidad, se siguen
haciendo eje de sus análisis al PIB y la tasa de su crecimiento, así como la noción: clase
media, por ejemplo; en efecto, se dice que si América Latina quiere acceder a la escala de los
BRICS, debe crecer de modo sostenido un 4% anual durante los próximos 20 años.
El ininterrumpido, acelerado y vertiginoso progreso de la técnica, por su parte, difunde
automáticamente los substratos de la dimensión cognitiva e ideológica (“cultural”) que tiene
aparejada; o, por el contrario, el poder se ve forzado a ceder, a hacer concesiones, poniendo al
alcance de la población el conocimiento y los desarrollos de la tecnología (desde luego,
aquellos que no le son geopolítica –clasísticamente- estratégicos), con el objeto de preparar de
mejor manera a la población, de modo de elevar la productividad del trabajo. La población
cada vez más “agrega valor” a la estructura comprensiva de su entorno, sobre la historia y en
torno de la conformación del mundo social en que vive (dicho efecto tiene como causa
directa, al influjo que el desarrollo de las fuerzas productivas ejerce sobre la mente: la
información, aunque esté preresignificada, llega a raudales a la cabeza; ésta, es suficiente para
llegar a ser el vehículo de presión sobre el “salto” cualitativo, que tarde o temprano dará una
conciencia); este fenómeno de masivo acceso al entendimiento racional colectivo de la
realidad por parte del género, en verdad: nivel de creciente criticidad, encumbra su status
intelectual de orden político; el engaño intencionado de modo persistente empieza a reducir
eficacia, a pesar de los esfuerzos que se siguen haciendo a través de la aplicación de
renovadas medidas de control y dominio 973 . Este nuevo carácter cognitivo ubica al “ser
social” en general, en la esfera esencial de la praxis política; todo ser humano se vuelve
“intelectual” (Gramsci), en el sentido de todos sus atributos prácticos: analiza, rechaza, actúa
en el proceso masivo de renovación del mundo (la invención de la “imprenta”, por ejemplo,
“…facilitó la transmisión escrita, abrió la posibilidad para masificar el conocimiento”) 974 .
Es de conocimiento amplio, que una significativa porción de plusvalía ha asignado la
973
“El Internet sirve más a la democracia que al dominio” (aseveración castellsiana); en esta tecnología, la
simple difusión de información (la mayoría de las veces interesada en forjar, conducir, desinformar y anular la
conciencia crítica), se vuelve verdadera comunicación, o sea, de doble vía, intereferencial.
974
La discusión de los problemas y el pensamiento de las estrategias concretas de solución hasta hoy, han
primado en las preocupaciones analíticas de la población en general (“los límites del sistema democrático se
resuelven con más democracia”, se afirma machaconamente, prescindiendo de la consideración teórica y en
forma suprahistórica, de que la noción “democracia” es la forma de organización política de la economía
liberal o capitalista, que genera las dificultades de sobrevivencia y a la cual se dice oponerse). La génesis
estructural de esos problemas no son materia de preocupación (las olas lo son y no el mar); por tanto, las
categorías que sustentan la compresión, explicación, la proyección y las medidas de acción son firmes y
precisas, éstas se hallan amalgamadas; su recusación, no obstante, viene de otro paradigma (sobre esto, la
derecha misma llama la atención con su discurso sobre el “efecto paradigma”); pero éste es también un hecho
reactivo, en la medida en que afinca la atención crítica de la población sobre la realidad y su componente
ideológica.
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