Bajar documento - La nueva concepción de la historia

en el futuro; no al menos por ruta natural, pues, es posible que por vía de la Ingeniería
Genética, se produzcan genios mayores algún día. Marx no ha sido superado, no va a poder
serlo. Tal afirmación concluyente sea dicha, pese a que el colosal saber, los métodos, las
técnicas y los instrumentos que ha producido el ser humano, de lo cual se hacen eco las
generaciones actuales, sobre todo las jóvenes, potencializan su pensar, dejando entrever la
apariencia de genialidad (la palabra para esto es “índigo”).
Por otra parte, la persona que le habla, ha tenido la ocasión de entrar en contacto con
la más graneada representación del pensamiento filosófico, científico, sociológico y
politológico. Con los clásicos: Aristóteles, Galileo; con los modernos: Hegel, Newton,
Ricardo, Weber, Nietzsche, Pareto, Walras, Freud, Hayek, Einstein, Planck, Keynes, Kalecki,
Sraffa, Heisenberg; con los postmodernos: Sagan, Hawking, Penrose, Foucault, Habermas,
Friedman, Sthigliz, por lo que pienso que me hallo en la situación de poder ensayar una
apreciación general sobre el pensamiento en el ámbito de las distintas esferas del
conocimiento: una evaluación, una medición, una estimación transversal; esta comparación
me entrega una impresionante diferencia en favor de Marx, y esto le recalco, por cuanto la
objeción común es: “cada uno en su campo”. Claro, en toda época y en su menester propio se
han destacado seres humanos brillantes, son únicos: no habrá otros Newton, Darwin, Bolívar,
Napoleón, Lenin, Beethoven, H. von Karajan: cada uno cumplió su papel en el progreso
civilizatorio, fue efecto de la realización implacable de la necesidad histórica; esta necesidad
ha sido plasmada en la tarea parcial de cada preeminente componente, de forma relativa, hasta
que en ella no se demande el proceso de la totalidad, del gran salto: el absoluto.
En realidad, de cara a los hechos reales, para lo que es necesario abordar la contextura
total del mundo, en cambio: sólo Marx expone con entera objetividad y lucidez el rol del
capitalismo, la fase a la que va la humanidad, el sentido y la razón última de la vida: cuando
la máquina ponga a un costado al trabajo humano, en ese momento termina el
aprovisionamiento fundado en el trabajo, el ser humano se dedica a cosechar los frutos del
sistema automatizado de producción, a conocer y a controlar la naturaleza. En verdad, Carlos
Marx ha sido la única “unidad de inteligencia” hasta hoy, en ponerse subjetivamente a la par
con el proceso completo de la historia (por desgracia, el brillante Isaac Newton ingreso en
escena histórica con demasiada premura, no obstante coadyuvó en la formación de las bases
teóricas para su elucidación); Marx: el legendario “filósofo social y político revolucionario”
hace 155 años, en 1857, alcanzó la comprensión de la naturaleza, del ser humano y el papel
que éste juega en el cosmos, así como la índole de la materia, en cuanto tal.
Marx entendió la ontogenia y filogenia de la conciencia en el trabajo colectivo,
concepto que lo expone en el libro La ideología alemana; dedujo el funcionamiento, la misión
y la conclusión del capitalismo: a) plusvalía (lucha de clases, revolución), b) crear la base
material del mundo nuevo, c) cuando desarrolle la automatización completa, en su orden;
concibió el fenómeno próximo a darse (2050) de abstracción del trabajo con la robotización,
hecho que “coincide” con el fin del capitalismo y de toda la larga formación clasista de la
humanidad; predijo que el ser humano, con el traspaso del trabajo a las máquinas (al trabajo
pasado, científicotécnicamente objetivado), se dedica a aprovechar de los outputs de ese modo
obtenidos (forma humana futura en la que rige la categoría “´valor´ de usufructo”); predijo
que el ser humano se ocupa luego, de conocer y controlar a y la naturaleza, respectivamente
(¿qué significa esto, sino el acto de autoconversión histórica del ser humano
supradesarrollado en “Dios”?); postuló que la materia ni se crea ni se destruye, solamente se
transforma en forma cíclica progresiva, en espiral; y, postuló que la materia no tiene principio
ni fin: que ella es eterna.
Los siete argumentos referidos los expone Marx sobre todo en su obra Los grundrisse,
trabajo al que consideraba como el que contenía todos sus puntos de vista concebidos en
forma científica, con el que se sentía satisfecho como lo ha dicho Martín Nicolaus en el
prefacio que escribe a Los grundrisse de Marx con el título de El Marx desconocido). Por su
parte Engels se dedicó al trabajo político y a completar la obra teoría de Marx; Lenin se ocupó
de estudiar el capitalismo en su fase concreta, a diseñar la estrategia revolucionaria y a
conducir la revolución; y, Stalin se volcó a forjar el socialismo, por lo que ni uno ni otro
pudieron proyectar su mirada como lo hizo Marx.
Pero, permítame blandir un argumento más, que explica mi insólita posición. En una
ocasión, un neomarxista posmoderno propotkiniano, sagaz, locuaz, envalentonado, en un
“conversatorio” llevado a cabo en un auditorio universitario en Quito, criticaba al marxismo
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