Bajar documento - La nueva concepción de la historia

declara que “polvo eres y en polvo te convertirás” (amén de que Adán fue hecho de barro y no
de energía; claro: se dirá, que a continuación Dios le sopló el espíritu, sin embargo no se ha
visto ni hay manera de comprobar tal milagro), esto es, allí jamás se dice: “energía eres y en
energía te convertirás”. Ahora bien: ¿qué pasa con la “energía”, que se almacena en un
acumulador (batería)? ¿Es realmente algo inmaterial, sin masa aquello que se almacena en
una pila?; y, cuando ésta se descarga: ¿pierde masa, o pierde “energía”? (esta pregunta se la
hace, precisamente, cuando –a inicios del año 2010- ha sido posible colisionar en Europa dos
partículas, con el fin de acercarse a la comprensión del Big Bang, al funcionamiento del
Universo; y, experimento en el que la noción de “energía” juega un papel estelar) 1215 .
Cada vez, la tentación es caer en el paradigma de la “energía”, a fin de explicar los
hechos en movimiento. También la hipótesis que se la contrapone, esto es, en torno de la
actuación de la masa y sus propiedades como razón de todos los fenómenos del mundo, es, a
su vez, una explicación estándar, universal, absoluta. En efecto, respecto de ella, solamente se
debe utilizar la imaginación para hace entrar en su constructo (en el supuesto de “masa y
propiedades de esta”, como móvil de todos los hechos) los procesos de la realidad, de modo
de encontrar su carácter. Por ejemplo, un teléfono: ¿acciona por efecto en él, de la energía
eléctrica? No. Es movimiento eléctrico de cierto tipo de masa (electrones) el implicado en el
proceso. La propiedad del movimiento de las cuerdas bucales, siguiendo el caso, asume
temporalmente las del aparato implicado: conversión y reconversión de movimiento de
distinto carácter, hasta llegar al oído y al cerebro, el que otorga sentido a la palabra, en
coherencia con el sistema de representaciones preexistente (con la música clásica no se
“educa al oído”, sino al cerebro: producir hormonas que actúan sobre los centros sensibles,
con lo cual sentir placer al escuchar esos acordes -sonidos).
Por otra parte, no es que existen tres cerebros en el ser humano sólo por razones
hereditarias, sino por cuanto el cerebro debe cumplir tres (o más) funciones: paleo-córtex, el
mamífero, el neocórtex; en sentido lineal coherente: función de sobrevivencia, la afectiva y la
del pensamiento (la que en su mayor proporción sólo es del ser humano, de allí su
racionalidad), y todas éstas responden a mutaciones en el ADN (y en un momento
determinado, el desarrollo artificial, tecnológico, provocará y/o dará continuidad a esta
“mutación”). En efecto, el ser humano debe cumplir todas estas funciones (del mismo modo
que está ubicado en el último –superior- nivel de la cadena alimentaria en su condición
omnívora) provenientes de sus predecesores antes de la robotización, fase en la que impera el
“cerebro racional”, hasta cuando la función del pensar no se transfiera también a máquinas
especiales. El hecho a relievar es, que las células humanas (todas) tienen información,
contrario que la de otras especies de animales, para producir neuronas corticales
(neocórtex) 1216 , es decir, la base correspondiente al asiento de la conciencia (y esa es la
última y terminal mutación progresiva –especialización sin parangón- dada en el reino
animal).
¿Tiene sentido en el presente “bordar a mano”, por el simple disfrute de hacerlo,
asignando elevados tramos de la vida (no de “tiempo”) para el efecto, los cuales pueden ser
utilizados en menesteres más productivos relativos a las necesidades de última generación (la
esfera del conocimiento), puesto que existen máquinas y programas automatizados, que lo
hacen con menor inversión de “energía”? (algo como el “costo de oportunidad”). Bueno, hay
quienes piensan que sí. Pero las personas de este criterio, son aquellas que dan importancia al
folclor, o quienes cuyo campo de mira existencial se halla atrás: en el pasado (aquí, es propio
recordar, que “los individuos que se adelantan en la historia, siempre son castigados por la
sociedad contemporánea”). Esta conducta, ¿responde a efecto de carácter hereditario? Se dice
que ciertas tendencias de comportamiento (temperamento: forma de reaccionar frente al
entorno) tienen origen en la composición de los genes; no obstante, la voluntad (la
racionalidad) se sobrepone a la ley natural.
En el debate, o sea: en la controversia en juego, por lo menos en lo que a la
perspectiva significante personal de quién garabatea estas líneas se trata, se halla la naturaleza
de esa “substancia” misteriosa (tanto como otras de similar catadura: tiempo, espacio,
espacio/tiempo, alma, información; nociones –dicho sea de paso- caras para las
construcciones místicas de cierto tipo de pensamiento cuántico) llamada “energía” (las
1215 No es que los cuerpos se “cargan de ‘energía’”, o sea, de alguna fuerza que es “nada”; por el contrario,
más bien, se cree que debe ocurrir algo en la misma, que le hace operar de un modo concreto.
1216 O, si tienen esa información, la misma se halla desactivada.
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