Bajar documento - La nueva concepción de la historia

–como muy bien se conoce- de manera espontánea del mismo modo como ocurrió el
“problema”, por reducción poblacional de la especie superpoblada, esto es, por carestía de
presas o de insuficiencia de pasto), en el ser humano la superpoblación garantiza y conflictúa,
a la vez, la supervivencia humana, no obstante, lleva también al exceso de brazos, a la
necesidad de reducir las horas laborables, a la duplicación de funciones y al recluirse en los
pasatiempos relacionados con la diversión (¿a partir de qué cifra puede sostenerse, que la
humanidad está superpoblada?; ¿la técnica y las decisiones administrativas –políticas- pueden
superar los problemas que se desprenden de índices poblacionales altos con una mejor
distribución de los productos?; esto último, es así).
Muchos pueblos e individuos, aún hoy en día, no saben para qué se encuentran en el
mundo, esto es, desconocen cuál es la razón de que sean parte de la forma viva, consciente, de
la materia. Grupos enteros de seres humanos y de individuos como tales, puesto que la
incógnita arriba expuesta se presenta en algún momento de la vida, a efectos de resolverla,
han asumido (han sido introducidas de modo coercitivo, histórico y legítimo –por presión del
tumulto- en su cerebro) las ideas vacuas de las religiones, de los Textos Sagrados, de la voz de
los profetas (el programa de lavado de cerebro religioso, que viene de los yanquis, es un
paquete tan bien armado, que surte efecto en la mayoría de los casos; ahora bien, lo
impresionante a la vez, es que el mismo tiene tantos candados cuantas objeciones se le ponga,
de modo que es difícil formatear la mente de un converso; por ejemplo: si se le dice a un
fanático de éstos, que el orgullo de ser Shyri llevaría a no someterse a los cuentos de los
pastores evangélicos incluso en el caso de que se demuestre, que ellos tengan la razón, la
respuesta es: “Ud. nunca pude convertirse, puesto que no tiene humildad”; y, cuando se les
comenta que los gringos utilizan la religión con fines geoideológicos, manifiestan que “los
gringos son seres humanos como nosotros, que también están buscando la verdad en
Cristo”) 1627 ; y, este ideario mitológico: paralógico y de fe, conduce a modos de ser, que no se
diferencian de la actitud que guía la vida de seres preracionales (ser reserva germoplásmica y
perennización del material genético de su especie, como necesidad de concursar en el evento
el cual tiende a dotar de armonía a la naturaleza; en el caso humano: el individuo no pasa de
ser reserva genética de la inteligencia, mientras otra inteligencia paralela –la privilegiada por
la división social del trabajo y la diferenciación social- asume el rol de forjadora de la razón).
¿Cómo se demuestra palmariamente –una vez más-, que las sectas religiosas cristianas
sobre todo evangélicas, son nada más que agentes del capital, paralógica y parafernálicamente
actuantes en el seno de la masiva población críticamente inerme del planeta? Estas sectas (a
excepción de ciertos disidentes aislados a su interior) aceptan la estructura social como un
dato; y, la diferenciación social, la pobreza, el sufrimiento, los asumen como productos del
pecado. Ahora bien, ¿qué es el pecado? En sentido herético: comportamientos individuales
axiológicamente adversos a lo que requiere el grupo en un momento histórico. En tal sentido,
el pecado no existe, sino sesgos inconscientes y conscientes en la conducta que afectan la vida
individual a persistir como necesaria en el torrente del grupo, que debe cumplir su meta. Estos
procederes, no son solamente de causación individual, sino dados en relación directa de los
límites que impone el entorno societal, los cuales operan como el mecanismo de
internalización de procederes. Sobre esta anomia, inmediata e interesadamente interviene el
criterio operativo de la dupla Pastor-ovejas. Cristo se creyó pastor y al resto los consideró
ovejas, en el marco dado por el sentido en que las ovejas constituían el cerebro derecho,
emocional, que –por tanto- debían ser conducidas por la racionalidad hacia la razón.
Contrario sensu, en la consideración literal religiosa sobre el punto, la misma se acomoda
para realizar una intromisión abusiva, perversa en la vida de los demás, puesto que concreta el
supuesto racista discriminante, de que el pastor es el sabio, mientras que las ovejas, la simple
emocionalidad animal reactiva, reflejamente condicionada. Si se “lee” bien el mensaje de
Cristo, su discurso persuasivo por el cual el líder induce a la masa hacia la meta superior,
tiene pertinencia, por cuando la cabeza no puede ir sola a dicha meta de la humanidad (“Mi
1627
Para la mente común –y de allí la necesidad de sofisticar, complejizar y desarrollar este pensamiento, de
modo que el mismo alcance al de las élites, para no proceder al revés como proponen ciertos personajes, los
cuales sostienen que el conocimiento científico debe ser vulgarizado-, le es más fácil receptar y encontrar
sentido en la significación contenida en el discurso religioso; el concepto de la ciencia le es extraño, difícil e
incluso inútil, increíble, a esta forma plasmada de captar el mundo, como efecto de la reclusión de la mente en
la apariencia, en la “seudoconcreción”, en la inmediata cotidianidad definida por los dominios de las
sensaciones, de las urgencias, para las que los instintos funcionan mejor.
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