Bajar documento - La nueva concepción de la historia

Papel decisivo en el “desclasamiento” de las neocolonias –excepción hecha de la
ímproba posición de dudosa independencia de los denominados “países no alineados”-, esto
es, en su postura terminal de alineamiento y mayor subordinación frente a la hegemonía
estadounidense, desempeñaron las oligarquías antinacionales (en realidad, el influjo de
sectores dirigentes de derecha fue de mayor impacto sobre la población –para lo cual se
recurrió incluso a la represión, a las dictaduras- frente a la acción de los partidos pro
soviéticos, socialistas, marxistaleninistas, nacionalistas e incluso del sector de la llamada
socialdemocracia y de los incipientes movimientos sociales. El capitalismo central, en el
marco geoestratégico de la “guerra fría”, se vio impelido a aflojar las ataduras de la
dependencia sobre las neocolonias y a intervenir redistribuyendo el excedente imperialista a
través de la aplicación de políticas legitimadoras alrededor del planeta; medidas de ese orden
fueron: 1) permitir ciertos grados de industrialización y apertura (acceso a) de mercados y, 2)
el fomento de programas de ayuda para el desarrollo (amén de la deuda y la inversión
extranjera subordinada): Punta del Este, las “revoluciones verdes”, las reformas agrarias, los
gobiernos desarrollistas y toda una cohorte institucional: CARITAS, Instituto Lingüístico de
Verano 1791 , Desarrollo Rural Integral, Club 4F, Misión Andina, el catolicismo, el
evangelismo, las ONG.
El despunte económico del principal imperio atribuible a la gestación de la formidable
coyuntura favorable para el redespegue del nuevo ciclo de acumulación: la concepción
Keynes, la programación económica, la destrucción de fuerzas productivas por la Segunda
Guerra Mundial, la demolición de competidores en el mercado internacional, la
reconstrucción de Europa y el Japón, fortaleció al sistema todo con el Plan Marshall. Si la
evolución histórica se hubiese impuesto en los países denominados del “Tercer Mundo”, el
nuevo campo liberado hubiese actuado en apoyo al socialismo soviético (incluso del bastardo
post estaliniano) y el temor de Marx (el capitalismo en el “Primer Mundo” al hallarse todavía
en su fase de expansión, destruiría el socialismo en este pequeño lugar del mundo) y de Lenin
(“... sólo el triunfo del socialismo en Europa salvaría a la Rusia bolchevique”) hubiesen
quedado sólo en eso. Mas, la determinación histórica fue más letal (el movimiento de las
fuerzas productivas hacia la automatización absoluta: la robotización), a la que asistió
favorablemente la traición revisionista (perpetrada cobardemente luego de la muerte de Stalin,
por cierto; pues, en vida del gran dirigente práctico de la edificación socialista, estos no
osaron levantarle ni siquiera la voz, tampoco lo hicieron los principales capitostes del
capitalismo imperialista mundial: ¡Stalin hizo honor a su nombre, para desazón de sus
enemigos y solaz de quienes ven en él: un símbolo!), al unísono con el mercado y las fuerzas
imperialistas.
Empero, mientras la crisis asolaba al mundo capitalista, en la ex URSS florecía la
planificación. ¿“Se trataba de un milagro? ¿De un desesperado esfuerzo voluntarista con el
cual se pretendía obtener en pocos años lo que el mundo capitalista había alcanzado a través
de decenios? No se trataba de eso. Se trataba de una confianza total, pero lúcida, en la
absoluta superioridad del sistema socialista sobre el capitalista, con la seguridad de que a
través de una movilización consciente, centralizada, armónica de los revolucionarios y de los
recursos, la URSS podrá alcanzar un poderío económico comparable al de los países
industriales, y ello sin explotar ni saquear a otros pueblos como habían hecho los países
capitalistas. Y se trataba de alcanzar tales índices sobre la base de la construcción del
socialismo, es decir, liquidando las bases explotadoras, desarrollando el bienestar general,
garantizando el poder del proletariado y su alianza con las grandes masa campesinas. El
triunfo del Plan Quinquenal no fue un triunfo puramente técnico e industrial. Constituyó una
gran victoria política del Partido encabezado por Stalin. En la lucha contra la derecha
revisionista de Bujarin, la cuestión había sido precisamente la siguiente: la derecha afirmaba
que dado su atraso industrial, Rusia no podía respaldar con máquinas y medios técnicos la
colectivización de la agricultura y que al mismo tiempo la agricultura atrasada de Rusia no
podía proporcionar a los ciudadanos (a la industria) la producción suficiente para su
desarrollo. Este era también el punto de vista de Trotsky, el cual veía la única salida en la
revolución socialista en los países más desarrollados y en la ayuda por parte de éstos. El Plan
Quinquenal, demostró que esto no era cierto y que el control de los principales medios de
producción, por parte del proletariado, podía permitir la construcción del socialismo sobre la
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Si en América Latina los gringos utilizaron el Evangelismo, en Medio Oriente usaron (y lo siguen
utilizando) el Islam para efecto de configurar la subjetividad colectiva.
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