Bajar documento - La nueva concepción de la historia

institucionalidad de realización, la Política y su aparateje de coerción, la Ideología y las
organizaciones de la sujetación). Además, debe advertirse, que en correspondencia con los
dictados de los nuevos tiempos, la “revolución” actual tiene diseño intelectual, programático,
movilizador incruento de masas, por lo mismo: ella da respuesta estratégica, incluso frente al
ataque con aviones a control remoto provenientes de la agresión genocida imperial; a decir
verdad, al “haberse feminizado la sociedad”, no existe sitio para la acción de nuevos Che
Guevaras, aunque sí para la subversión que se auto inmola.
El interés social en esta materia, en la zona del mundo referida, destaca la discusión
teórico-constructiva sobre la Constituyente, la Constitución y el diseño de la forma societal
del futuro de segmentos socio-geográficos chaupi soberanos; sobre “Poder Constituido”: el
poder plasmado; y, “Poder Constituyente”: el forcejeo (nítido proceso de lucha de clases
derivada –de la fundamental realizada por el proletariado político en su momento), por el
cambio en el interior del sistema y acudiendo a sus propias reglas, al margen de la promesa y
acción, de todo tipo de proyecto y de redentor neoburgueses. En el sentido expuesto, el
camino a seguir por parte de los neotransformadores: los “ciudadanos”, está trazado; la
historia tiene predirección, este Norte lo puso el proletariado, el socialismo (en ocasiones
anteriores, la humanidad perdida, extraviada, daba “palos de ciego” y de ese modo seguía
adelante guiada por el desarrollo de las fuerzas productivas y la simple intuición; en el
presente, el proletariado ha fijado el rumbo de la historia: por él, marchan la diversidad de
sujetos políticos, movimientos sociales y demás actores políticos, en consenso: construyendo,
“haciendo camino al andar”); el trayecto, no obstante, deben hacerlo los sujetos políticos
modernos: los movimientos sociales, los ciudadanos, los subversivos, los intelectuales, que
cada día son más; sin embargo, los mismos deben “tan sólo” apartar los obstáculos presentes
en su marcha (como ocurre necesariamente en todo desplazamiento humano, en un escenario
en el que también las tesis “catastrofistas”, dicen: presente): deben simplemente sofocar los
focos de resistencia neoimperialistas, que aún se interponen en el avance.
Este (en Europa –en el interior de la Triada en general- el forcejeo combina la reyerta
interna, en la que cada vez más asumen primacía los sectores “ciudadanos”, con la pugna en
la arena del mundo), es el proceso más hábil en la actualidad, a través del cual la sociedad en
general, se inserta en la práctica política de modo permanente, en adelante; es también, el
proceso de formación del “poder consciente” transformador, del pueblo. El “proceso
constituyente”, representa la tercera y última etapa movilizadora política en el interior de la
forma de sociedad burguesa (de análogo modo como a la estructura económica lo es la
plusvalía relativa asociada a la realización mercantil del conocimiento), la debe asir la posta
de la “revolución proletaria”, devenida la cual: el “poder proletario” cede el lugar al “poder
ciudadano”; proeza ésta, que toma cuerpo aparapetada sobre el presupuesto necesario de la
acción del sujeto histórico clásico del cambio. Al suceso (debe enfatizarse en interés
develatorio del sentido del hecho perceptivo), se lo caracteriza como que “liquida una etapa
histórica”, esto es, con esta expresión se pretende exponer una sensación muy común entre la
intelligentzia in abstracto, particularmente adosada a una fracción de la elite política de
izquierda, de etiquetamiento simplista sobre la transformación legada por el proletariado. De
moda está la palabra “ciudadano”: ser humano investido de la esencia socio-histórica; ahora
bien, el obrero politizado, esto es, el trabajador industrial consciente de su razón histórica
movilizado, completamente dedicado a la plasmación de la esencia de su ser, fue la más
genuina objetivación de la neoesfera social ciudadana (ciudadano de “ciudad”, en cuanto
evolución de la horda campesina a la aglomeración en la polis, sitio en el que se debe contraer
deberes y demandar derechos, en el que un ser se individualiza y se reconoce recíprocamente
en los demás; a la vez, es en este término-realidad geográfica, en el que se concretizan todas
las contradicciones derivadas, secundarias, y en el que concomitantemente quedan puestas las
premisas para su resolución).
Es en el teatro de operaciones de la ciudad burguesa, en el que dirigentes y dirigidos
emergen y entrecruzan razones, fines y acciones, en diversos momentos; sitio, cascarón este,
en el que éstos construyen, levantan, sustentan su propio frente, o sea, realizan su práctica
colectiva. Escenario en el que, como el artista que aleja de su boca el micrófono y permite que
el público, identificado completamente con él, con su proeza, con su tema: cante, continúe la
canción en coro: agrupación de voces lejanas y potentes; luego, el cantante aplaude a su
público y le agradece cruzando los brazos, superponiendo los muñones sobre su pecho y
formando un “v” con sus manos en puño; es un momento sublime, de plena identificación
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