Bajar documento - La nueva concepción de la historia

unida, materialmente igualitaria, solidaria, que se preocupa por satisfacer estándares no
consumistas de su reproducción diaria, de paz, de recreación, de cuidado de la composición
del aire, de la existencia (¡qué desperdicio para la inteligencia si Hegel, Marx, Newton se
hubiesen dedicado a la literatura; si Darwin, Lavoisier, Mileva, Hawking, Sagan, Penrose
hubiesen empleado su vida en la pintura, en la lectura y práctica de los principios de raíz
esclavistas de la Biblia o en la reproducción vegetativa de la especie!). De acuerdo con esta
temeraria afirmación, a la mayoría de seres humanos que pueblan el planeta, se les ve de
forma similar a cómo un viejo observa a un niño que se halla engatusado por sus juguetes: en
este pequeño ser hasta allí llega su comprensión de la realidad, sus aspiraciones, su práctica,
pues, no tiene ni la más mínima idea de los emprendimientos, del negocio, del mercado, del
forcejeo competitivo, de las “fuerzas de Porter”, de la estrategia, del atesoramiento y de la
inversión en desarrollo tecnológico. Por supuesto, un ser humano en forma individual muere
en la vejez habiendo alcanzado la máxima porción del saber de acuerdo con sus condiciones;
en coherencia, a la humanidad debe competerle concluir la estructura objetiva del saber
generacionalmente desarrollada, desentrañando las respuestas para las definitivas
inquisiciones.
El agua se empieza a mezclar con el aceite (de igual manera como “la carne es tentada
contra natura” en la homosexualidad, aberración monstruosa, que tampoco es recusada por el
neomovimientismo contemporizador, inclusivo, romántico actual; claro: la dependencia, pues,
la “ilustrada” Europa da mal ejemplo con el matrimonio homosexual y el bestialismo, o con
mensajes de sus teóricos como los asociados a los términos: “diversidad, tolerancia e
inclusión”: “alteridad” -“el mercado es una pluralidad de intentos”: dixit J. P. Feinmann–;
ahora bien, la homosexualidad también va en contra de la propia “alteridad”, pues, si bien
molesta el matrimonio homosexual que ha sido legalizado últimamente también en Argentina,
este hecho execrable es el brote del proceso indetenible de indiferenciación total del ser
humano, tendencia en la que los cultores de la diversidad, quedan al margen: la
homosexualidad masculina es debilidad de carácter, la femenina –en el polo “activo”-, es todo
lo contrario 860 ). Se pretende connotar con ello, que entre las dos supuestas posiciones
antagónicas fundamentales que dominan el espectro ideológico posmodernista, se amalgaman
en sus constructos nocionales rectores de su prédica y conducta, recíprocamente conceptos
absurdos burgueses y neorevisionistas como: lado derecho del cerebro, inteligencia emocional
(la inteligencia no está para ponerse al servicio del desarrollo de las esferas afectivas; está
para actuar en las dimensiones de la ciencia, de la política –la inteligencia emocional, el
hemisferio derecho del cerebro, en política devienen “populismo”- y la estrategia, para
sepultar la “intuición” en las decisiones humanas), inteligencias múltiples, etc., por un lado;
ciertas nociones magnificadas por la vertiente de algunas ONG coordinadas por el imperio,
atinentes al pensamiento del ecologismo a ultranza, por otro). La postura folclórica,
romántica, penetrada de la “cosmovisión oriental”, elabora la receta para atender los males
humanos mediante la inversión de inteligencia en la “construcción” de un tipo de sociedad,
con cuya sola presencia se demuestre “la optimidad del universo viable”: consenso y
colaboración incluyente, como marco de realización del “buen vivir” (no obstante, existen
aberraciones, que no se hallan penetradas de espíritu conservador nefasto: el sexo libre –la
lujuria, el libertinaje-, la desidia por el trabajo, la inculturación,…; las mismas son actos de
preparación de los individuos para el cumplimiento de otras etapas en las que está ingresando
la humanidad).
La homosexualidad masculina (genética o inducida) –por su parte-, consiste en el
bloqueo hormonal de ciertas funciones del cerebro racional (el de la voluntad) 861 ; mientras
que la homosexualidad femenina incluso puede pensarse que representa una forma de someter
a las reacciones afectivas naturales a control cuasi racional; en este último caso, dicho
fenómeno puede ser considerado un estadio de progreso de cara al status natural anterior (se
860
No sólo naturales, sociales y morales son las repercusiones del “efecto Gay” sobre la sociedad; la
homosexualidad tiene también impacto filosófico negativo, atávico, regresivo sobre la percepción humana, pues,
contradice la concepción monista de la personalidad, en la medida en que legitima la aberración de la idea que
propugna la disociación entre mente y cuerpo (dualismo de personalidad): “una mente femenina encerrada en
un cuerpo masculino” argumentan los gay, para justificar la débil voluntad para dar coherencia racional a la
relación unívoca que debe haber entre órgano y función.
861
A propósito, se acepta que la infidelidad masculina (efecto de la vasopresina) puede ser controlada por la
voluntad; pero nada se dice respecto de la homosexualidad (o sea, que la misma puede también ser refrenada
con la voluntad, puesto que ésta sí es verdaderamente pecaminosa).
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