Bajar documento - La nueva concepción de la historia

subsistencia en el encargo productivo entregado a las máquinas, no tiene sentido fomentar las
especulaciones en torno de instalar una fase del existir humano, en la que impere el desarrollo
de la “inteligencia emocional”(la cual, por otra parte, no existe, puesto que la inteligencia es
un atributo sólo del ser humano y exclusivamente racional); el hacerlo, raya en la sinrazón y
en la estupidez (sólo el capital, que apela sin rubor alguno a cualquier recurso con el fin de
alcanzar el éxito –a cualquier precio, al riesgo y al gasto ajenos: al control del mundo con la
presión del genocidio de las invasiones militares, por ejemplo- en la esfera de los negocios,
puede blandir un argumento de dicho talante) 591 . El futuro, dadas las condiciones citadas, no
es sensualista o escenario de realización del bienestar per se (sería una vergüenza utilizar la
inteligencia para esos menesteres), es, mas bien: puritanamente científico; en ese entorno,
aparece como abiertamente absurdo, que los nuevos Newtons, Galileos, Milevas, Godels,
Schrodingers, Heisernbergs, continúen con el desarrollo de la nueva y compleja matemática
de las “Supercuerdas”, recurriendo –¡qué ridículo!- al uso del “lado derecho del cerebro”, o
sometiendo el pensamiento al Eros 592 . En realidad, si a la inteligencia no se la emplea en la
ciencia (concebida en forma Occidental), ésta pasa a ser instrumento ridículo del placer (a
propósito: hoy se siente cada vez más respeto por las personas de ciencia citadas).
Por ejemplo, el llamado “clímax” sexual, es la anulación: la muerte momentánea de la
razón; es la concreción del paroxismo de todos los posibles deseos; ¿de qué otra manera la
naturaleza podía actuar como el elemento exógeno para que la (s) especie (s) se perennice (n)?
(incluso en la temprana juventud se producen los llamados “sueños húmedos” –es posible que
dicho proceso sea controlado por el lado derecho del cerebro). Parece sensato dar rienda
suelta a la satisfacción de necesidades (no a los deseos) emparentadas con la reproducción
corpórea óptima, para poder disponer del organismo adecuado para realizar actos superiores,
pero no de aquellas necesidades de tipo “suntuario”, ligadas a la sobresatisfacción de los
sentidos (la adrenalina, el hedonismo 593 ). Ahora bien, no existen “máquinas deseantes y
máquinas sociales”; hay “máquinas” (sic) deseantes y órgano consciente en unidad
contradictoria en un mismo ser, operantes en el cuerpo social en un momento histórico. El
deseo es el resultado de un estado de desequilibrio orgánico o racional. La necesidad va al
deseo y no el deseo a la necesidad, como proponen Deleuze y Guattari (en el Antiedipo); la
necesidad crea el deseo de volver al “estado de equilibrio” momentáneo. La necesidad
conduce al deseo, esto es, a la emergencia del móvil consciente para la acción (motivación
primaria), el cual conduce a utilizar, transformar o producir la realidad, con el objeto de
satisfacer el deseo (consciente), esto es, la necesidad (instinto). La necesidad “es la potencia
productiva de la vida”: su desarrollo en el flujo cambiante y renovado de ella. Cuando la
necesidad no detenta condiciones para su satisfacción, el individuo se reprime; pero, de todos
modos reacciona y si no lo hace o no lo manifiesta dicho estado de ánimo, es porque en frente
se ubica la represión externa: los mecanismos de poder y de control.
El proceso de transformación de la humanidad en curso, concebido el suceso en los
términos más objetivos como en lo personal sea posible, se debe a la presencia y operación de
varios factores dispuestos en el frente de su movimiento, según el principio de la
591 En un DVD (de esos que sirven para enseñar, en las universidades en las facultades de administración,
habilidades en la formación de empresarios), un tal Daniel Goleman, desarrolla un discurso marrullero de
promoción de la “inteligencia emocional” frente a bobos crédulos. La ponencia, tomada como paquete, es muy
convincente, pero si se desmenuza analíticamente su contenido con otra concepción, queda al descubierto su
falacia (incluso si se recurre a los conceptos neurofisiológicos en operación: amígdala, neuronas prefrontales,
secuestro por la amígdala, etc.). El centro del sentido de tal mensaje sostiene la idea de que la conducta del ser
humano se genera internamente en la estructura del cerebro y sus conexiones. Este personaje construyen
alabanzas lógicas en torno de la “inteligencia emocional”, pero termina utilizando la razón –sin advertirlo- para
sugerir el control de las emociones.
592 ¡Bien bonito! Priorizar la creación de condiciones para que los negros (afro descendientes) sigan danzando
con su marimba, lo indios (pueblos originarios) continúen obnubilándose la mente con la chicha, los poetas en el
onanismo mental de los versos y para que los empresarios (curas y evangélicos incluidos, en este lado del
mundo) con calidad y calidez mantengan la explotación en sus emprendimientos. En verdad, los vicios: el lado
derecho del cerebro, del que se aprovecha el marketing.
593 Un brillante joven estudiante universitario ecuatoriano (Egas Ortuño José Gabriel), investigador de la
Robótica, sostuvo, que para el 2009, todavía existen problemas en los procesos de producción y control del
cinetismo y la inercia en la máquinas (personalmente se pensaba, que era simplemente cuestión –de forzar la
“desclasificación” de los secretos técnicos a los gringos- de formular algoritmos que permiten simular los
procesos humanos en las máquinas –por ejemplo: como hace el ser humano para frenar un vehículo-, pero se
hizo notar, que la cosa no era tan simple); no obstante, a las nueve décimas partes de la humanidad, no les va ni
les viene el problema: se encuentran en el hedonismo.
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